viernes, 2 de mayo de 2008

En un período en que la población reclama máxima apertura y transparencia, para que las políticas de Estado tengan tinte de participación ciudadana, si existe una actividad pública sobre la cual la participación ciudadana es cada vez más distante, esa es la política exterior. El registro de cientos de actividades y tareas sin equivocaciones, que impone el efectuar una política exterior, pasa inadvertido. En política exterior, el que está afuera está presto a funcionar con el ABC del auditor: solo detectar lo malo. ¿Pero qué es lo bueno?

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