jueves, 11 de junio de 2015

chamanismo, espiritualidad, psicología y psicoactivos

Nexos entre chamanismo, espiritualidad, psicología y psicoactivos


Según Josep María Fericla:

Antropólogo y terapeuta experto en chamanismo y enteógenos

Cuando tomas ayahuasca o peyote, al acabar la experiencia, ya no estás igual que antes, descubres cosas de ti mismo y del exterior. Por eso estas sustancias tienen la capacidad de generar una cultura a su alrededor... El constructivismo es una teoría muy elaborada que nace precisamente de la deconstrucción del ego que produce el consumo de enteógenos. Si no fuera por estas sustancias, en el ámbito de la psicología, probablemente estaríamos todavía sujetos a psicoterapias no tan eficaces como la Gestalt, sino a terapias más rígidas y dogmáticas...

Claro que son un atajo. Estas sustancias lo que fundamentalmente hacen es abrir el inconciente. Por esos las metáforas son importantes para poder elaborar la experiencia, ya que en el inconciente no hay nada más que pulsiones, imágenes arquetípicas o emociones bloqueadas. Estas imágenes arquetípicas parece que probablemente sean heredadas. De la misma manera que hay herencias biológicas, tenemos estas herencias de índole psicológico en forma de imágenes. Hay determinados arquetipos que aparecen en culturas muy lejanas y que además son entendidos de la misma manera...

Necesitamos dar sentido a esas visiones y conocer el inconciente, dando forma a todo este material que aparece tanto en los sueños como bajo efecto de los enteógenos. Sin esta integración, la mayoría de la gente que los toma, al carecer de los instrumentos necesarios, se queda con la experiencia emocional de haberlos tomado sin ser capaces de entender lo que se ha estado moviendo dentro de ellos. Así no cabe hablar de enriquecimiento alguno que la experiencia pueda propiciar... Abrir el inconciente y confrontarlo con lo que pasa por tu conciencia es un proceso de adaptación fantástico, por eso yo creo que a estas sustancias se las debería llamar adaptógenos. (20)



Según Stanislav Grof:

Co-fundador de la Psicología Transpersonal

La espiritualid es algo que caracteriza la relación de un individuo con el universo, con lo Divino y no requiere necesariamente una estructura formal, un ritual colectivo o la mediación de un sacerdote...

Lo Divino se manifestó y me atrapó en un laboratorio moderno en medio de un serio experimento científico llevado a cabo en un país comunista con [LSD] una substancia producida en el tubo de ensayo de un químico del siglo XX... Salí de la experiencia tocado en mi núcleo más íntimo y muy impresionado por su poder. Como en esa época no creía, como ahora, que el potencial para una experiencia mística es un derecho natural de todos los seres humanos, lo atribuí todo al efecto de la droga...

Actualmente creo que la conciencia y la psique humana son mucho más que un producto accidental de los procesos fisiológicos del cerebro; son reflejo de la inteligencia cósmica que impregna toda la creación. No somos simplemente máquinas biológicas y animales muy evolucionados, sino también campos de conciencia sin límites que trascienden el tiempo y el espacio. En dicho contexto, la espiritualidad es una dimensión importante de la existencia, y ser conciente de este hecho es algo deseable en la vida humana. (6)


Según Alex Shulguin:

Químico, diseñador e investigador de drogas psicoactivas

La espiritualid significa para mí tratar de contestar las preguntas esenciales del ser humano: quiénes somos, qué estamos haciendo aquí, por qué estamos aquí, por qué somos de la forma que somos, por qué hacemos las cosas que hacemos, como especie...

Las drogas no son el único camino [para contestar estas preguntas] pero siento que son el más rápido, pues ofrecen la posibilidad de hacer aflorar intuiciones y percepciones más rápidamente y debido a la intensidad del conocimiento directo al que nos permiten acceder, provocan cambios más radicales. Lo cual las hacen muy valiosas cuado la persona que las usa sabe lo que está haciendo. (13)


Según Asunción Fernández

Profesora de Historia de la Medicina en la Universidad de Zaragoza


El LSD se usó con fines terapéuticos. Se utilizó con dos métodos: uno de tipo psicolítico, en el cual se administraban pequeñas dosis que aumentaban a lo largo de un año, con el fin de romper los bloqueos emocionales de la memoria y permitir así acortar el curso del psicoanálisis; el otro método era de tipo psicodélico, y en él se administraba sólo una gran dosis, en una o dos sesiones, lo que causaba un considerable cambio en la conducta del paciente. Este último método se utilizó fundamentalmente en el tratamiento de los alcohólicos y en diversos estados de ansiedad, facilitando también la psicoterapia. En ambos casos, la administración de LSD era sólo una parte del tratamiento y en los trabajos que se publicaron se insistía en que, sin psicoterapia y rehabilitación, el tratamiento con LSD no tenía valor. También en alguna ocasión se utilizó en el tratamiento del autismo con resultados positivos, pero sus usos terapéuticos fueron decayendo a causa de la extensión de su consumo en círculos no médicos. (5)

Según Richard Yensenn

Terapeuta impulsor de la Medicina Psiquedélica


El pensamiento contemporáneo acerca de los enteógenos carece de claridad a causa de que la compleja sociedad tecnológica en la que vivimoe ha abandonado modos de pensar acerca del mundo que permiten a otras culturas aceptar dichas substancias como sagradas o divinas. En un sentido muy real, la sociedad occidental ha perdido su espíritu. El punto de vista tecnológicamente orientado, pseudocientífico y materialista, que mantenemos ha dejado de estar animado por los espíritus, pero existen esperanzas de llenar estas lagunas si somos capaces de aprender de culturas que, a lo largo de la historia, han sido capaces de utilizar con éxito los enteógenos. Estas culturas otorgan un papel sagrado a las substancias. Esta percepción de los psiquedélicos es realmente muy razonable cuando consideramos la universalidad delas experiencias místico-religiosas que pueden producir. Una substancia que puede facilitar un conocimiento interior personal sobre la dimesnión más significativa de la existencia, es evidente que cumple con todos los requisitos para disfrutar de un estatus de sagado. (19)

Según Huston Smith

Filósofo e historiador, considerado una autoridad mundial en la historia y filosofía de las religiones comparadas.


Las drogas inducen experiencais que no se pueden diferenciar de las religiosas; lo que ya no es tan evidente es que puedan conducir a vidas religiosas...
Incluso el Budha continuó meditando. Sin joriki, el poder particular desarrollado a través del zazen [meditación], la visión de unidad alcanzada en la iluminación, con el tiempo se nubla y al final se desvanece en un agradable recuerdo, en lugar de permanecer como una realidad omnipresente que da fuerza a nuestra vida diaria. Para poder vivir de acuerdo con lo que ha revelado el ojo de la mente mediante el satori se requiere, al igual que la purificación del carácter y el desarrollo de la personalidad, un periodo de maduración...

La conclusión a la que las pruebas parecen apuntar actualmente es que en verdad es posible que las substancias químicas favorezcan la vida religiosa, pero sólo cuando se tomen dentro de un contexto de fe (convicción de que lo que revelan es cierto) y disciplina (ejercicio de la voluntad hacia la consecusión de lo que las revelaciones nos piden). (21)


¿Cuál es la diferencia entre las experiencias místicas con psicoactivos y sin ellos?


Según Albert Hofmann

Albert Hofmann, el descubridor de la LSD, tuvo una experiencia extática siendo joven y esto le proporcionó la certeza íntima y absoluta de la autenticidad del uso de sustancias psicoactivas para alcanzar los mismos estados.

En su esclarecedor libro Mundo interior, mundo exterior, aborda el tema de la realidad material y la realidad del espíritu, declarándose incapaz de superar el dualismo. Discute tammbién nuestras ideas erróneas de tácita aceptación social, como que el hombre es el dueño de la naturaleza y puede hacer lo que le plazca con ella y todas las ideas que nos impiden apreciar la unidad esencial de la Vida que hoy nos tienen sumidos en una crisis profunda y potencialmente destructiva si no cambiamos de dirección.

En su opinión, este cambio puede traerlo la experiencia mística que tiene la fuerza suficiente para conmovernos y darnos impulso para modificar nuestra realidad.


Y para alcanzar la experiencia mística propone dos medios: la meditación en cualquiera de sus muchas técnicas probadas por el hombre a lo largo de su búsqueda, o la alteración química de la conciencia. Ambas vías le parecen a Hofmann útiles y positivas, y asegura que pueden ser complementarias.

Hofmann elaboró la teoría de la enteogénesis: la idea de que la experiencia del aspecto Divino del Ser, como lo llama él, puede ser experimentado al cambiar la configuración química del cerebro. Hofmann tiene la visión del cerebro como un sintonizador de la realidad que puede captar varios canales de diferentes realidades y la experiencia de unidad con la Divinidad es uno de esos canales.

Interrogado alguna vez sobre cómo concebía el uso provechosos de los enteógenos, respondió que se imaginaba lugares en que, después de una cuidadosa selección, las personas vivían el trance asistidas por otros psiconautas con experiencia.


Según Christina y Stanislav Grof

Otro ejemplo de contrastes entre experiencias místicas químicamente inducidas y espontáneas lo constituye la mancuerna de los esposos Christina y Stanislav Grof.

Stanislav es un psiquiatra cuyo despertar espiritual estuvo marcado por sus primeras experiencias con LSD. Y su esposa Christina no necesitó consumir ningún tipo de psicoactivo para experimentar de manera espontánea muchas de las cosas que Stanislav ya había vivido. De hecho ella comprendió que eran naturales cuando leyó Realms of the human unconscious, el primer libro del quien más tarde sería su terapeuta y luego su esposo.

Diez años después, escribieron juntos La tormentosa búsqueda del Ser. Ambos aseguran en sus páginas que la conciencia y la psique humana son reflejo de la inteligencia cósmica que impregna toda la creación, que los seres humanos somos campos de conciencia sin límites que trascienden el tiempo y el espacio, y en dicho contexto, la espiritualidad es una coordenada imprescindible para referirse a este tipo de experiencias.




En la segunda parte de este apartado dedicado a la espiritualidad se resumen con más detalle las experiencias de los Grof. Ahora quiero referirme a un encuentro de talentos que deja fuera de dicusión la controversia entre experiencias místicas de corte químico y de tipo natural.


Según Sidnay Cohen y Richard Alpert

En 1966, durante los años más algidos de controversia social respecto al uso de los psiquedélicos y su inminente prohibición, la New American Library editó LSD, un libro profusamente ilustrado con las excelentes fotografías de Lawrence Schiler y un interesante debate entre Sidney Cohen, un psiquiatra que trabajaba para un hospital psiquiátrico del Estado en Los Angeles y Richard Alpert, uno de los pioneros del estudio con psiquedélicos que en ese entonces aún era profesor de psicología en la universidad de Harvard.

Entre la asombrosa colección de fotografías de usuarios de LSD durante sus experiencias, ambos hombres, considerados como autoridades en la materia, contestan por separado preguntas controversiales como las siguientes:

¿La libertad de tomar LSD es un derecho inalienable de todo hombre? ¿Quién debe tomar LSD? ¿Quién debe administrar LSD? ¿Por qué se ha sugerido que hay un enlace entre las experiencias místicas y las experiencias con LSD? y ¿Cuáles serían las implicaciones para la religión si es posible tener una experiencia química religiosa? (1)




Básicamente Cohen dice que el derecho a dañarse a uno mismo no es aceptable en ninguna sociedad moderna y con la LSD se corre el riesgo de tener horribles experiencias que pueden desequilibrar mentalmente a un individuo impreparado, así es que no todas las personas deben tomar LSD, si no es bajo la supervisión de un psiquiatra o psicólogo especializado y bajo determinadas condiciones. El "candidato ideal" para tener una experiencia de este tipo es para Cohen: "alguien maduro, inteligente, estable, que se conoce y acepta suficientemente bien a sí mismo, y cuya vida haya sido una clase de preparación para esta experiencia. Con esto quiero decir que haya sobrevivido derrotas, frustraciones, y pérdidas y que haya aprendido de ellas. Los problemas serios no son necesariamente una contraindicación." (1)

Richad Alpert por su parte, declara en este libro que el derecho a tomar LSD es una liberatad inalienable de cualquier ser humano, que cualquiera que desee tomarla está en condiciones de hacerlo porque incluso de los malos viajes se aprende bastante, y que nadie debiera tener la prerrogativa de administrarla a otro porque eso mina la misma libertad. Para él pues, no debiera de preguntarse quién debe tomar la LSD, sino con quién tomarla y sugiere que te plantees 4 preguntas que debes contestar con un rotundo sí para elegir a un compañero de experiencia: "1. ¿Puedo confiar en esta persona? Y si es así, ¿está dispuesta a ser totalmente colaborativa conmigo? 2. ¿Es alguien con quein quierea compartir una experiencia psiquedélica? 3. ¿Puedo tener suficiente apoyo con esta persona como para establecer un contacto verbal explícito acerca del viaje? y 4. ¿Esta persona está entrando a la sesión de una forma voluntaria y suficientemente bien informada?" (1)

En relación con la pregunta de "¿Por qué se ha sugerido que hay un enlace entre las experiencias místicas y las experiencias con LSD?" Alpert simplemente dice:

           
Sé tú el juez.

Aquí abajo hay siete reportes de experiencias. Tres de ellos son citas de reportes de personas que han ingerido un psiquedélico químico, y los otros cuatro son descripciones o discusiones de experiencias místicas no inducidas químicamente. Marca la casilla que aparece junto a las declaraciones que creas que son producidas por el uso de la LSD. Encontrarás las respuestas correctas [al final].


1. Si este sentido de significado se fuera, moriría porque es todo lo que me queda. En este negro vacío sólo estaba yo, oré aceptando esta muerte. Dios caminaba hacia mí y yo lloraba de gozo. Mi propia voz parecía hablar de Su llegada, pero no lo creí. De pronto un cenit totalmente inesperado del vacío fue levantado con la cegadora presencia del Uno. ¿Cómo lo supe? Todo lo que puedo decir es que no había posibilidad de duda. Por abajo de mi, por arriba, el Uno. De repente, la luz de arriba se enfocó hacia mí, abajo. Entonces supe que sólo había Dios...
           
2. Continué mirando las flores, y en su luz viviente parecía detectar el equivalente cualitativo de la respiración -pero una respiración sin retorno al punto de comienzo, sin contracciones recurrentes, sino sólo un flujo repetido de belleza a una belleza todavía mayor, de un significado profundo a uno todavía más profundo. Palabras como "gracia" y "transfiguración" vinieron a mi mente y esto, claro, fue lo que entre otras cosas ellos perseguían. Mis ojos viajaron de la rosa al clavel, y a la ligera incandescencia a los suaves tonos del silencioso amatista que era el iris. La Visión Beatífica, Sat Chit Ananda, la Beatitud de Ser-Consciente, por primera vez lo entendí...
           
3. ...un ojo se abre para discernir varios objetos intelectuales incomprendidos por la sensación; sólo eso... la vista es iluminada por una luz que descubre cosas ocultas y objetos que el intelecto falla en alcanzar... Es como una percepción inmediata, como si uno hubiera tocado los objetos con la mano.
           
4. Recibimos este conocimiento místico de Dios sin ser arropado en ninguna clase de imagen, en ninguna clase de las representaciones sensibles que nuestra mente nos hace usar en otras circunstancias. De acuerdo a este conocimiento, ya que los sentidos y la imaginación no se emplean, no obtenemos ninguna impresión, ni podemos dar ningún recuento o rescatar ningún parecido. La misteriosa y dulce sabiduría viene tan claramente a casa, a las partes más íntimas del alma... Imagínate a un hombre viendo alguna clase de cosa por primera vez en su vida. Puede entenderla, usarla y disfrutarla, pero no puede aplicarle ningún nombre, ni comunicar ninguna idea con respecto a ella, aún cuando mientras tanto fue mera cosa de los sentidos. Imagina ahora qué tan grande sería la magnitud de su poderío cuando va más allá de los sentidos, internos y externos, e impone silencio sobre ellos... El alma se siente entonces como si fuese puesta en una profunda y vasta soledad, que entre más solitaria es más deliciosa. Allí, en los abismos de la sabiduría, el alma crece por lo que bebe en forma de abundantes primaveras de comprensión del amor... y reconoce, no importa que tan sublimes y eruditos puedan ser los términos que empleemos, que viles, insignificantes e imporpios son cuando buscamos hablar de las cosas divinas por estos medios.
           
5. Tenía la noción de "esto es -este es el momento de la verdad. Sé que todo reside en esto -completa armonía y éxtasis..." Habíamos llegado; habíamos sido unificados con el fundamento del ser. Ya habíamos sido transfigurados -muertos, y al mismo tiempo tan intensamente vivos como nunca antes. Experimenté una sensación de iniciación y participación en un gran misterio -todo se torno conocido y sabido. Me sentí omnipotente y envestido de poderes suprahumanos, divinos.
           
6. ...hasta que de pronto, como si estuviera fuera de la intensidad de la conciencia de la individualidad, la individualidad misma parecía disolverse y desaparecer en el ser sin límites, y no era un estado confuso si no el más claro, el más seguro de lo seguro, mucho más allá de las palabras -donde la muerte era una imposibilidad que causaba risa- la pérdida de personalidad (si eso fue) no parecía la extinsión, sino la verdad de la vida. Estoy avergonzado de esta lamentable descripción. ¿No he dicho que el estado está más allá de las palabras?
           

7. ...Todo a la vez, sin ninguna advertencia de ningún tipo. Me encontré a mi mismo abrigado en una nube color flama. Por un instante pensé en fuego... al siguiente, sabía que el fuego estaba dentro de mí. Directamente después de esto vino a mí un sentido de exultación, de inmensa alegría seguida de una iluminación intelectual imposible de describir. Entre otras cosas, no sólo llegue a creer sino a ver que el universo no estaba compuesto de materia muerta, sino al contrario, de una Presencia viva; cobré consciencia de mí mismo como una vida eterna... Vi que todos los hombres son inmortales; que el orden cósmico es tal que sin ningún percance todas las cosas trabajan juntas para el bien de cada una y todas ellas; que el principio fundador del mundo... es lo que llamamos amor, y que la felicidad de cada uno y del todo es a largo plazo absolutamente cierta. (1)

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