jueves, 10 de abril de 2008


En la película "Juego de seducción", un hombre de aspecto rural cuenta
en cámara la siguiente historia:

Cuando yo tenía 8 años, encontré el Río Perdido. Nadie sabía dónde estaba, nadie en mi condado podía decirte cómo llegar, pero todos hablaban de el. Cuando llegué por primera vez al Río Perdido, me di cuenta rápidamente de que estaba allí. Uno se da cuenta cuando llega. ¡Era el lugar mas hermoso que jamás vi, había árboles que caían sobre el río y algunos peces enormes navegaban en las aguas transparentes!. Así que me saqué la ropa y me tiré al río y nadé entre los peces y sentí el brillo del sol en el agua, y sentí que estaba en el paraíso. Después de pasar la tarde de ahí, me fui marcando todo el camino hasta llegar a mi casa y allí le dije a mi padre: - Papá, encontré el Río Perdido. Mi papá me miró rápidamente y se dio cuenta de que no mentía. Entonces me acarició la cabeza y me dijo: - Yo tenía mas o menos tu edad cuando lo vi por primera vez. Nunca pude volver. Y yo le dije: - No, no... Pero yo marqué el camino, dejé huellas y corté ramas, así que podemos volver juntos. Al día siguiente, cuando quise volver, no puede encontrar las marcas que había hecho, y el río se volvió perdido también para mi. Entonces me quedó el recuerdo y la sensación de que tenía que buscarlo una vez mas. Dos años después, una tarde de otoño, fuimos a la dirección de guardaparques del condado porque mi papá necesitaba trabajo. Bajamos a un sótano, y mientras papá esperaba una fila para ser entrevistado, vi que en una pared había un mapa enorme que reproducía cada lugar del condado: cada montaña, cada río, cada accidente geográfico estaba ahí. Así que me acerqué con mis hermanos, que eran menores, para tratar de encontrar el Río Perdido y mostrárselo a ellos. Buscamos y buscamos, pero sin éxito. Entonces se acercó un guardaparques grandote, con bigotes, que me dijo: - ¿Qué estás buscando, hijo? - Buscamos el Río Perdido - dije yo, esperando su ayuda. Pero el hombre respondió: - No existe ese lugar. - ¿Cómo que no existe?. Yo nadé ahí. Entonces el me dijo: - Nadaste en el Río Rojo. Y yo le dije: - Nadé en los dos, y se la diferencia. Pero el insistió: - Ese lugar no existe. En eso regresó mi papá, le tiré del pantalón y le dije: - Decile, papá, decile que existe el Río Perdido. Y entonces el señor de uniforme dijo: - Mirá niño, este país depende de que los mapas sean fieles a la realidad. Cualquier cosa que existiera y no estuviese aquí en el mapa del servicio oficial de guardaparques de los Estados Unidos, sería una amenaza contra la seguridad del país. Así que si en este mapa dice que el Río Perdido no existe, el Río Perdido no existe. Yo seguí tirando de la manga de mi papá y le dije: - Papá, decile... Mi papá necesitaba el trabajo, así que bajó la cabeza y dijo: - No hijo, el es experto, si el dice que no existe... Y ese día aprendí algo: Cuidado con los expertos.0 Si nadaste en un lugar, si mojaste tu cuerpo en un río, si te bañaste de sol en una orilla, no dejes que los expertos te convenzan de que no existe.

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