drogas, experiencias cumbre y santana
Corría el año 1970-80 cuando la Mescalina obró un cambio
radical no sólo en mí, sino en todo el grupo de amigos que me rodeaban.
Yo era un ateo
convencido. Nacido en familia católica, tragué misas, catequesis, y toda la
"tecnología" apostólico-represiva típica de aquellos tiempos. A los
trece años fui a confesarme por última vez. El cura dijo: "Hijo mío, con
todas las preguntas que me has hecho se podría escribir un libro, pero hay que
tener FE y bla, bla, bla..."
Así que yo era un
humanista, ecologista y anarco-utopista, pero no creía en ninguna divinidad, ni
en otra vida posterior a esta. Sin embargo, las experiencias con LSD me habían
abierto la mente a la posibilidad real de funcionar en otro estado de
consciencia superior, usando y despertando regiones del cerebro normalmente
inactivas.
Por eso llevaba ya
un año practicando yoga y concentración, así como vida naturista y sin tabaco
ni alcohol, sólo hierba. Era un BUSCADOR, y ya había sentido cierta energía
gozosa después del yoga a la altura del corazón.
Una tarde estaba
yo en San Sebastián cuando me encontré con una amiga de Hernani, el pueblo en
el que yo residía. Me dijo que iba a Loiola a ligar unas Mescalinas. Yo nunca
las había probado y le pregunté si podía ir con ella.
Llegamos a la casa
y fui presentado, había tres tíos; el dueño de la casa que era el que tenía las
Mescas y había dos notas más que no decían nada.
El anfitrión nos
dio una cápsula a cada uno. Mi amiga se la tomó; a mi se me rompe y parte del
polvo blanco cae sobre la manga de mi jersey. Me trago lo que queda y comienzo
a lamer el polvo blanco de la manga, que sabía a demonio frito.
Quizás por eso al
rato ya empiezo a sentir una extraña energía en el pecho, un rilor suave por
las extremidades... Como veo que la cosa va "parriba" me siento en el
suelo en postura de meditación. Me invade una desconocida sensación gozosa; un
bienestar profundo que me iba inundando... De pronto, el anfitrión pone música
"INNER SECRETS" ("Secretos interiores") de Carlos Santana
de la época en que estaba con el guru Sri Chimoy.
No se cómo,
acabamos los tres, el anfitrión mi amiga y yo sentados en el suelo, bailando,
tomándonos de las manos, acariciándonos al ritmo de la música, formando un
mandala como las hojas de un trébol cósmico en el centro del cual había una
fuente de energía de éxtasis en la que los tres nos bañábamos, compartiendo el
paraíso en la tierra, mientras los otros dos notas estaban sentados en una
mesita mirándonos con la boca abierta y los ojos como platos, como si vieran
algo del otro mundo... (Y así era, éramos UNO en tres cuerpos danzantes.)
Más tarde el
anfitrión me lleva a una habitación apartada y con poca luz, y me dice que me
va a enseñar a su hijo. Allí había un bebe en su cuna que dormía como un Buda;
hablamos de estados de consciencia y de meditación. Resultó que él era un
discípulo de Guru Maharaji, pero estaba "frikeao" o sea que
practicaba sus técnicas de meditación secretas pero no seguía al gurú.
De pronto algo
pasó, me enseño como se mete la lengua hacia atrás en la técnica del Néctar
Interior, su cara se transfiguró. Yo le miraba a los ojos y vi a Krishna, y
también al Cristo, supe que eran uno, que son una frecuencia amorosa y cósmica
que fluye eternamente por todo el universo. Comprobé que esa personalidad
Divina y transcendente también estaba dentro de mi y de todos los seres vivos,
aunque aun no hemos evolucionado tanto como para sintonizarla.
Fui iniciado en
los misterios, por un tío que practicaba las mismas técnicas de meditación que
Carlos Santana, que nos había hecho la banda sonora mas adecuada para uno de
los momentos cumbres de mis vidas, en la que el ateo fue enterrado para
siempre, y empezó mi peregrinaje por gurus y sectas y maestros. Todos son
reflejos del maestro que tenemos dentro, y que yo conocí gracias al Sagrado
Sacramento de la Mescalina.
No he vuelto a
probar una sustancia como esa. Antonio escotado dice que es imposible que
aquello fuera mescalina sintética, que debía ser MDMA, pero yo nunca he probado
ningún éxtasis que se le parezca.
El Amor Divino
sopla nuestro aliento de vida en nuestros corazones.
Om Nama Shivaya!
Arup Mayo 2001
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