miércoles, 1 de julio de 2015

Lo cortés no quita lo caliente

Me puse en la tarea de desglosar aquellas faenas de fantasía, esas que nos hacen sonrojar cuando se cruzan fugazmente en nuestra memoria, y con sumo cuidado  analicé los materiales que las componen. Puedo decir que fue un trabajo placentero que consistió en revivir buenos recuerdos, pasar de la teoría a la práctica y también armar tremendo zaperoco en mi Facebook, al pedirle a una gran cantidad de DeBotas que discutieran sobre el tema.
A pesar de haber escrito este post no soy la única autora, ya que mis manos tocaron una melodía, que fue compuesta con notas del pensamiento colectivo de féminas librepensadoras y boquisucias, que opinaron acerca de algunas variables para tener en cuenta, así como las cualidades que poseen algunos tipos en la cama y fuera de ella, y merecen un aplauso por su actuación erótico-fenomenal.
Seguridad en sí mismo: Tan perspicaz que primero se dedica a seducir tu mente y demasiado deseable como para ser enviado a la friendzone. Un tipo de estos te desnuda sin necesidad de quitarte la ropa. Debajo de esa capa de perfume fino se esconde un olor a macho que moja las pantaletas.
Seducción y preámbulo: Es paciente pero certero y decide sacar primero el ingenio y después el pene. Te hace sentir la mujer más sensual del planeta, más que Scarlett Johansson y Megan Fox juntas. Es creativo y travieso con su lengua, le gusta jugar con las curvas femeninas como si recorriera una zona salvaje que debe ser explorada a profundidad, en todos sus rincones hasta los menos obvios.
El tamaño sí importa: Las medidas son relativas para cada mujer y no es necesario que sea un actor porno de guasamalleta XL, sin embargo quedó atrás la época de ser políticamente correcta y repetir la respuesta de cajón, “Lo importante es que lo sepa mover”.  Lo ideal sería encontrar un tipo, que tanto su virilidad como su potencia se disfrute en GRANDE.
Como si fuera la última vez: Suponiendo que el mundo está a punto de acabarse y tal vez sea el último polvo que se eche en su vida, decide con arrebatada pasión penetrar tus ganas, ejecutando voluptuosos movimientos y de forma gradual va subiendo de velocidad. Su mirada llena de deseo y la forma en cómo te sujeta muestra su lado más rudo, ese que utiliza para expresarte que tiene el control, por lo menos durante un largo rato, hasta que se cambian los papeles y las posiciones.
Orgasmo: Conoce la palabra y no precisamente por buscarla en el diccionario, entiende las señales de tu cuerpo y ha probado todos los caminos eróticos posibles para encontrarla. El resultado es un estado de trance, en donde el éxtasis se escapa y a través de tu gemido acompasado estallan cientos de sensaciones. Al final, él también obtiene un inmenso placer para sí, como recompensa por saber dar sin restricciones.
El Post Polvo: Lo cortés no quita lo caliente, así que después de ser el rey de la testosterona, el lobo se transforma de nuevo en humano y demuestra su lado caballeroso. Independiente que tú seas el amor de su vida o un simple encuentro de sexo casual, te trata como a una dama, aunque hace algunos instantes haya visto tu faceta más puta.
El semental que describí, no vive en los sueños húmedos, o en la imaginación, ni tampoco es un best seller con 50 sombras, ni hace parte de la utopía del príncipe azul en versión porno. El buen amante es un hombre común de carne y hueso, tal vez bajito y sin abdominales pero con quien te conectas y que tiene el don de entenderte y entender que el goce mutuo es mayor cuando se despoja… no de los calzoncillos sino de su ego.
@SolteraDeBotas
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