El gran Google y la utilización de partículas subatómicas, rayos "psicotrónicos"
La fabricación del Gran Google tendría esa
finalidad, que hoy amplían con sus robots y sus "ordenadores" electrónicos
que van restando toda iniciativa y capacidad individual inteligente .
Desde los años veinte vienen trabajando con una máquina infernal, perfeccionándola (algo de esto pudo verse también en el film "Metrópolis", donde se inventa un robot, un Doppelgänger de un ser humano, además de la televisión) con la utilización de partículas subatómicas, rayos "psicotrónicos" de ondas psíquicas, electromagnéticas, como la luz y las microondas, destinadas a interferir o insertarse en la actividad cerebral, cambiándola.
Se podría "leer los pensamientos" y también actuar sobre la mente-cerebro, dando una "orden", semejante a como el cerebro comanda a los órganos físicos, sin que nosotros seamos conscientes de estos estímulos.
Podríase ahora imaginar que esta "máquina" dirige sus rayos en una frecuencia individual, en combinación con las claves existentes en los códigos de rayas de las tarjetas de crédito y las claves de las modernas cédulas de identidad, con el empadronamiento electrónico y hasta con el código genético del individuo, o de todo un pueblo, que se pretende manipular.
Desde los años veinte vienen trabajando con una máquina infernal, perfeccionándola (algo de esto pudo verse también en el film "Metrópolis", donde se inventa un robot, un Doppelgänger de un ser humano, además de la televisión) con la utilización de partículas subatómicas, rayos "psicotrónicos" de ondas psíquicas, electromagnéticas, como la luz y las microondas, destinadas a interferir o insertarse en la actividad cerebral, cambiándola.
Se podría "leer los pensamientos" y también actuar sobre la mente-cerebro, dando una "orden", semejante a como el cerebro comanda a los órganos físicos, sin que nosotros seamos conscientes de estos estímulos.
Podríase ahora imaginar que esta "máquina" dirige sus rayos en una frecuencia individual, en combinación con las claves existentes en los códigos de rayas de las tarjetas de crédito y las claves de las modernas cédulas de identidad, con el empadronamiento electrónico y hasta con el código genético del individuo, o de todo un pueblo, que se pretende manipular.
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