Ahora quisiera que cerrases los ojos y visualices una pastelería. Quisiera que veas en tu mente las vitrinas llenas de ricos y estupendos pasteles. Huele ese aroma característico de horno, de pastel recién hecho. Escucha cómo los pasteleros entran y salen trayendo bandejas llenas de tartas y las colocan en las vitrinas delante de ti.
De pronto te das cuenta de que hay una tarta nueva, sumamente atractiva, deliciosa. Tu boca ya la está saboreando, solo con mirarla. Pides un pedazo, deseas probarla, y después de darle el primer mordisco, sabes lo que es un manjar de dioses.
"¿Cómo no la había visto antes?" Sin embargo, la dependienta te dice que siempre ha estado ahí, en la misma vitrina, desde siempre.
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