miércoles, 26 de marzo de 2008


. Sus reflexiones desembocan en la religión, cuyos enemigos son, dice, el hipermercado y el estadio. Si a alguien le sirve ¿por qué no?

R. No digo nada en contra. Es un hecho. Con esa situación se pierden realidades que representan los templos, las liturgias, y que forman parte de la más alta cultura. Su pérdida afecta a nuestra propia humanidad. Se suele hablar en términos muy simplistas de la religión, como si sólo fuese Inquisición y pecados. A lo que aludo es a que esos sustitutivos de la religión pueden significar un empobrecimiento. No se crea que por liberarse de la religión uno va a conseguir desarrollar cotas más altas de humanidad. Puede ser lo contrario.

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