viernes, 14 de marzo de 2008


En la Roma antigua había un fiesta, entre el día de los Santos Inocentes y la Nochevieja, que consistía en que los señores se disfrazaban de esclavos y los esclavos de señores, y vivían a tono con esos disfraces. Había, al menos, un día, en que uno podía hacerse la ilusión de ser realmente otro. Y esto tiene su enjundia, pues lo que se quiere decir cuando uno se viste de fiesta es que estamos abiertos a los demás, entregados a los demás, que nos podemos abandonar, con libertad y confianza, a la amistad que nos dispensan los otros.

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