domingo, 30 de marzo de 2008



Los norteamericanos tenían la tecnología y el capital para hacer autos chicos, pero no tenían la disposición mental, porque la tradición era hacer más de lo mismo .

"Les costó casi el colapso de la Chrysler y una seria crisis de otras dos grandes empresas automotrices para decidirse. Esto nos pasa a todos: nos quedamos atrapados en la forma que nos dio el éxito. Mientras antes lo descubramos, mejor", dice.

Para eso, propone revisar las competencias que todos ejercitamos en los ámbitos de la creatividad, el lenguaje, el plano emocional y el corporal, y adquirir herramientas para desarrollarlas en un nivel superior

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