Agudamente decía Flaubert que "el alma de los dioses está unida a sus imágenes". Bruno piensa que mediante los jeroglíficos de sus artes de la memoria está reinstaurando la religión "egipcia" del mundo y la mente, que le era conocida por los tratados atribuidos a Hermes Trismegistos, los diálogos de Plutarco y los escritos de los filósofos neoplatónicos.
Llama la atención e! parecido de los sellos de Bruno y los diagramas de la espiritualidad gnóstica de los siglos II y III. Debido a su formación como dominico, Bruno pudo conocer estos últimos a través de los Padres de la Iglesia (Ireneo, Clemente de Alejandria, Orígenes, Epifanio).
Sobre la base de los cosmogramas y de la numerología pitagórica, los diagramas gnósticos y los sellos brunianos constan de compartimentos numerados donde -como se ve también en los mandalas del budismo tántrico- se alojan figuras simbólicas.
Lo que en esos diagramas y sellos se ofrece es un peculiar itinerario del espíritu, comparable a la Subida del Monte Carmelo de San Juan de la Cruz, Las Moradas de Santa Teresa o el Vía Crucis de la devoción popular católica. En todos esos casos, los loci y sus respectivas imagines agentes sirven para activar procesos de identificación y proyección empática.
Ahora bien, frente al dualismo ontológico de gnósticos y maniqueos, Bruno se mantuvo firme en el monismo de las tradiciones neoplatónico-estoica y cristiana.
Llama la atención e! parecido de los sellos de Bruno y los diagramas de la espiritualidad gnóstica de los siglos II y III. Debido a su formación como dominico, Bruno pudo conocer estos últimos a través de los Padres de la Iglesia (Ireneo, Clemente de Alejandria, Orígenes, Epifanio).
Sobre la base de los cosmogramas y de la numerología pitagórica, los diagramas gnósticos y los sellos brunianos constan de compartimentos numerados donde -como se ve también en los mandalas del budismo tántrico- se alojan figuras simbólicas.
Lo que en esos diagramas y sellos se ofrece es un peculiar itinerario del espíritu, comparable a la Subida del Monte Carmelo de San Juan de la Cruz, Las Moradas de Santa Teresa o el Vía Crucis de la devoción popular católica. En todos esos casos, los loci y sus respectivas imagines agentes sirven para activar procesos de identificación y proyección empática.
Ahora bien, frente al dualismo ontológico de gnósticos y maniqueos, Bruno se mantuvo firme en el monismo de las tradiciones neoplatónico-estoica y cristiana.
Etiquetas: ignacio gómez de liaño
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