miércoles, 16 de abril de 2008


En más de un aspecto, se le puede ver a Giordano Bruno como precursor del análisis psicológico, particularmente del preconizado por C. G. Jung y, en general, de las indagaciones de cuantos han tratado de desenterrar ese idioma del alma que consiste en imágenes mentales -con los afectos asociados a las mismas- y en redes de itinerarios trasconscientes.

Con sus artes de la memoria Bruno ofrece ese método riguroso: mediante la morfología de las imágenes, la sintaxis de los diagramas-itinerarios, la semántica de las figuras simbólicas -o abstracciones personificadas- y la prosodia de los afectos, el filósofo napolitano desarrolla una compleja y bien trabada metodología de la vida interior.

"La imagen no puede nacer de una comparación, sino de un acercamiento de dos realidades más o menos lejanas. Cuanto más lejanas y justas sean las dos realidades objeto de la aproximación, más fuerte será la imagen, más fuerza emotiva y más realidad poética tendrá". Observaciones análogas las hará Salvador Dalí, quien exacerba el impulso romántico al proclamar la convertibilidad omnidireccional -tan bruniana- de los signos perceptibles de la realidad y al querer hacer de la vida una obra de arte., ignacio gómez de liaño

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