Los Grandes Psicólogos
11 Conductas Fundamentales Que Distinguen A Los Grandes Psicólogos
Emily Gapner, es una Licenciada en Psicología de Estados Unidos. Ha recorrido distintos puntos de América Latina en busca de conocimientos sobre la psicología y a su regreso elaboró una lista de sugerencias obtenidas en sus viajes. Aunque no están presentadas en forma de lista, nosotros las hemos ordenado de tal manera que sean más sencillas de entender. Básicamente son comportamientos, cualidades o conductas que los grandes profesionales, esos que son el ejemplo de muchos, llevan a cabo día a día. Y claramente los distinguen del resto. Ellos eligieron salir del lugar comodo de hacer solo que tengo que hacer, para pasar a ocupar un lugar donde están los que buscan ser mejores.
#11 Escuchar interesadamente
En todo momento el terapeuta debe mostrar interés y estar atento a cada palabra o al menos los temas en general, ya que en muchos casos estos le servirán para estudiar al paciente y evaluarlo (aunque muchas veces nuestros problemas nos invadan la cabeza en medio de la terapia). No debemos olvidarnos nunca de lo sensibles que pueden ser las personas que se encuentran en terapia y si en algún momento sienten que no son escuchados cerraran las puertas que habían abierto por miedo o inseguridad.
#10 Estudiar caso por caso
Como ya lo dijimos antes, cada persona viene con una historia y una personalidad diferentes, y por eso, tenemos que atender y prestar atención a cada caso. Si fuera necesario, repasar los temas varias veces y así llegar a lo más profundo del mismo. De esta manera lograríamos puntualizar los problemas y encontrar consejos o devoluciones más concretas.
#9 Guiar
Este paso junto con el anterior, definitivamente, son fundamentales dentro de las conductas o acciones que reúnen los grandes profesionales. Si bien el hecho de guiar es en casi todas las profesiones, en lo que respecta a la psicología se aplica aún más, ya que estamos hablando de la intimidad de las personas. Guiar en el camino hacia la superación, el perdón o simplemente la toma de una decisión es básico, y a la vez es uno de los pasos más complejos, pero no se debe olvidar ni dejar de lado.
#8 Aconsejar
Este es un punto que muchas veces es muy difícil de lograr. Muchas veces con nuestros comentarios o devoluciones nos propasamos, superamos los límites que nosotros mismos deberíamos haber puesto y nos empezamos a involucrar emocionalmente con ellos. Eso es un error. Por eso hay que saber aconsejar teniendo en cuenta la historia y los procesos que viene encarando cada persona y no olvidarse que en la mayoría de los casos nuestro consejo en fundamental, e incluso hasta sobrevalorado.
#7 Motivar
Nunca dejes de motivar la búsqueda que reconozcas en tu paciente. Hazlo por su bien. Ya sea que el conozca esa búsqueda o no. A la aventura, al amor, a la realización personal. Motívalo y ayúdalo a encontrar la confianza en sí mismo para emprender esa búsqueda.
#6 Ser paciente
Muchas veces las personas toman decisiones equivocadas, pero desde nuestro lugar no podemos decir simplemente “No. Así no.” Debemos ser pacientes, ó sea tener paciencia. Aun en las situaciones que ellos consideren que algún cambio que encararon les fuera a ayudar, no debemos entrometernos y tenemos que saber esperar. Recuerda que nuestra función es guiar y aconsejar.
#5 Moderarse
Cuando empiezas a tener experiencia de consultorio te pueden llegar muchos casos, con miles de historias y en más de un caso pueden enojarte con alguna situación. No olvides que eres tú el profesional, el que está entrenado para conservar la calma y mirar el panorama completo. Céntrate en eso y no pierdas la cordura.
#4 Buscar el propio equilibrio
Si eres un alentador de que tus pacientes encuentren el equilibrio personal, no dejes de buscarlo por tu lado. Es claro. Tú también eres una persona, que aunque estés más capacitada que otras para resolver algunos conflictos, no dejas de tener necesidades como cualquier otra. No te dejes estar, ni pienses que darías la vida por tus pacientes. Solo si tú estás bien puedes ayudarlos.
#3 Respetar los procesos
No es novedad que nuestros pacientes son diferentes. Independientemente de que sean hombre o mujer (lo cual implica naturalmente una diferenciación en la forma de abordar los temas y encarar los procesos), cada uno de ellos viene de un lugar y con una historia que fue moldeando su forma de ser y resolver los conflictos. Por eso la actitud debe ser de sumo respeto y cuidado, y debe saber con quién puede poner un ritmo de terapia y con quién otro.
#2 Generar un clima de confianza
No se trata solo de que tu consultorio sea lindo, agradable y acogedor. Tiene mucho que ver con el trato que tú le des a tu paciente lo que generará confianza en el para abrirse y sacar lo que tiene dentro. Tú eres el responsable de propiciar un ambiente tranquilo y de confianza para que el paciente de el paso.
#1 Ser realista
Esto desde la teoría es muy sencillo. Cuando te dicen que si no puedes ayudar a un paciente por el motivo que fuera debes derivarlo. Pero… no es tan sencillo. Por el trabajo que puedes haber realizado con él, por la confianza que puedes haber generado o bien, porque simplemente sabes que si tú lo dejas ir el ya no volverá a buscar ayuda. Pero recuerda que no puedes salvar a todos, de hecho, quizá solo puedas salvarte a ti mismo. Esto debe estar claro en tu paciente para que ellos no depositen toda su carga sobre ti.
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