En el Renacimiento y en la Tradición Hermética en general (así como en las arcaicas) se subraya la figura del teúrgo como ideal del Hombre de Conocimiento (aunque no sea un "erudito" e incluso no sepa leer o escribir), la del Adepto, la del Filósofo o Artista, la del Maestro Constructor pero nunca la del monje, fraile o religioso, aunque algunos de ellos lo hayan sido. Como se ve, la Teúrgia, a veces involuntaria, o mejor, sin fines concretos o específicos, está incluida en el proceso alquímico; en la mayoría de los casos éste no pasa por la religión, donde paradójicamente se encuentran también los símbolos del Conocimiento y donde se refugian los que, por uno u otro motivo no pueden alcanzarlo por sí mismos, o sea aquellos a los que la gracia que les ha tocado no les da para trascender este nivel, muchos de los cuales, en lugar de aceptar sus limitaciones con serenidad, pretenden hacer de las "grandes religiones" el medio o camino oficial de lo metafísico, lo cual es un error que valoriza lo menos y lo confunde con lo que es más.
Etiquetas: el arte hermético de la memoria
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