jueves, 3 de abril de 2008


La antigua mnemotecnia grecorromana utilizaba como vehículos para su técnica obras arquitectónicas de todo tipo.

El método consistía en el estudio detallado y cuidadoso de dicho gran edificio u obra con arquitectura prominente. El estudiante debía anotar el plano, la disposición de las habitaciones, sus características, esculturas, acabados y detalles y debía dedicarse a memorizarlo tras unas cuantas visitas.

Naturalmente, este proceso implicaba realizar un viaje a través del edificio de manera que las habitaciones, espacios y departamentos fueran visitados en un orden lógico determinado que supusiera una progresión o ruta, una idea que es a su vez profundamente masónica.

Cuando se iba a memorizar un discurso, una obra de teatro o cualquier otro texto o lista, el estudiante debía rememorar la ruta que había realizado a través del edificio, de forma que las habitaciones y cada uno de sus detalles quedaran asociados a los elementos clave en el texto o lista como conceptos, rostros, o incluso con palabras o frases específicas. La imágenes memorizadas actuaban como un mecanismo desencadenante para recuperar los pensamientos, ideas, palabras o abstracciones.

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