lunes, 22 de septiembre de 2008

misdirection e interfaces


El concepto de eye-tracking hace referencia a un conjunto de tecnologías que permiten monitorizar y registrar la forma en la que una persona mira una determinada escena o imagen, en concreto en qué áreas fija su atención, durante cuánto tiempo y qué orden sigue en su exploración visual.

Las técnicas de eye-tracking tienen un gran potencial de aplicación en una amplia variedad de disciplinas y áreas de estudio, desde el marketing y la publicidad hasta la investigación médica o la psicolingüística, pasando por los estudios de usabilidad. En esta última clase de estudios, el objetivo es determinar la forma en la que el usuario explora visualmente la interfaz a través de la que interactúa con el sistema.

Aunque la tecnología de eye-tracking puede parecer reciente, como advierten Jacob y Karn (2003), el estudio del movimiento ocular tiene más de un siglo de historia, y su primera aplicación en el diseño ergonómico data de los años 50 (Fitts, Jones, Milton; 1950). La creciente atención que las técnicas de eye-tracking están recibiendo por parte de los profesionales y empresas del sector de la Experiencia de Usuario, probablemente está motivada por la proliferación de soluciones comerciales a precios relativamente asequibles (20.000-30.000€) y su considerable mejora técnica. Además, aunque con menor precisión, empiezan a surgir las primeras propuestas de bajo costo (Li, Babcock, Parkhurst; 2006).

En el contexto de la Interacción Persona-Ordenador (IPO), podemos diferenciar dos posibles vertientes de aplicación del eye-tracking:

  • Uso como dispositivo de entrada o interacción
  • Uso como herramienta para la evaluación objetiva de interfaces

Aunque la precisión del eye-tracking como dispositivo de entrada dista de la de otros, como el ratón o el teclado, puede tener numerosas aplicaciones prácticas, tales como su uso en entornos de realidad virtual o por usuarios con discapacidad motriz. Pero además, incluso en determinadas operaciones como la selección de objetos de la interfaz, la mirada puede resultar más rápida que la acción mediante el ratón, como demuestran Sibert y Jacob (2000).

En el uso del eye-tracking como herramienta de evaluación, la información extraída ya no requiere de un análisis y respuesta en tiempo real por el sistema, sino que es registrada mediante ficheros de log, para su posterior análisis e interpretación. El presente trabajo se centrará en esta segunda vertiente de aplicación, indagando en los problemas y ventajas que tiene esta tecnología en el contexto de los estudios de usabilidad.

Funcionamiento

Existe una gran variedad tecnológica de sistemas de eye-tracking, cada uno con sus propias ventajas e inconvenientes. Una de las técnicas más precisas implica el contacto físico con el ojo a través de un mecanismo basado en lentes de contacto, pero inevitablemente estos sistemas resultan muy incómodos para los participantes de la prueba (Jacob; 1995). La mayoría de sistemas actuales son mucho menos molestos, ya que se basan en el uso de cámaras (eye-trackers) que proyectan rayos infrarrojos hacia los ojos del participante, sin necesidad de contacto físico.

Entre los sistemas basados en eye-trackers existen dos grupos: aquellos que se colocan en la cabeza del participante (figura 1) y los que registran el movimiento ocular desde la distancia, normalmente ubicados y camuflados en el monitor (figura 2). Mientras que los primeros son adecuados para actividades en las que el participante debe tener total libertad para moverse — y poder mover la cabeza—, los segundos resultan mucho menos intrusivos (Goldberg, Wichansky; 2003), y por tanto generan menos ruido en procesos de evaluación.

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