domingo, 28 de septiembre de 2008


Por eso, no se requiere más regulación, sino mejor regulación, que asegure, por medio de analistas inde-pendientes, un adecuado cálculo de la rentabilidad y riesgo de los papeles, en conformidad con las caracterís-ticas que éstos tengan. De esa manera, no será necesario controlar la codicia de los agentes, las excesivas rentas de los ejecutivos, ni la inflada rentabilidad del sistema bancario -esto es, las precipitadas regulaciones propuestas por algunos-, sino que bastará una buena evaluación de los riesgos de las carteras, transparentemente informada. Eso hará que el valor de las carteras se ajuste por sus riesgos; que las rentabilidades resultantes sean las reales; que los bonos de los ejecutivos se calculen con esas verdaderas rentabilidades, y que la codicia, imposible de extirpar, esté acotada por la real capacidad de generar valor, y no por la quimera de ganancias en papeles derivados, cuya rentabilidad haya ignorado sus riesgos.

Así como internet y las empresas "punto com" no constituyeron una "nueva economía", sino meramente una "nueva" tecnología administrada por las motivaciones económicas de siempre, esta crisis no modifica la validez de los mercados ni de la globalización, sino tan sólo recuerda que, como siempre, es indispensable internalizar con instrumentos adecuados los riesgos que contengan las opciones financieras libremente construidas.

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