viernes, 19 de septiembre de 2008



Un cambio de condiciones y de percepciones

En el movimiento obrero mundial, lamentablemente, no se ha comenzado siquiera a discutir un programa para esta crisis; pero esto comenzará a ocurrir en breve tiempo. Las nacionalizaciones encubiertas son la oportunidad para plantear la nacionalización de la banca sin indemnización, pues está claro para toda la sociedad que el capital se ha caído como consecuencia de sus propias leyes, y de que no hay lugar para ningún resarcimiento social. Pero la catástrofe que se insinúa deja todavía más clara la necesidad de expropiar a todas las industrias armamentistas o vinculadas con la guerra, para reconvertirlas en beneficio popular. Sobre la base de la expropiación de la banca y de la industria ligada a la guerra, un programa de obras públicas y de reindustrialización puede ser una salida para las masas. La cuestión de los despidos y de los salarios pasará al orden del día, y ello deberá dar lugar, de nuevo, a una crisis en el esclerotizado movimiento sindical. De todos modos, lo importante es esto: la implosión de la economía de mercado, esa ficción que ha llevado a toda la izquierda mundial a entregarse al capitalismo. El mercado no sacará, no ya a los obreros, sino a los propios capitalistas, de la hecatombe en que se han metido. El cambio de percepción y de perspectiva para los explotados, en especial en los países económicamente más avanzados, será el fruto más rico de la presente crisis. Se impone, por lo tanto, que la vanguardia obrera inicie un enérgico esfuerzo de deliberación política.

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