El universo simbólico organiza el espacio.
Es la imagen de vivir dentro de un inmenso cosmos, dentro en una determinada galaxia, dentro de un determinado planeta, dentro de un determinado país, dentro de unas determinadas calles, dentro en un determinado tipo de casa o vivienda, y que a su vez la persona misma, también es un especie de cosmos que contiene dentro de sí, elementos orgánicos, y en ellos, elementos afectivos y mentales.
El universo simbólico organiza la temporalidad.
La biografía se divide en infancia, adolescencia, juventud y adultez, y a su vez está inserta en una historia socio-familiar, a su vez inserta en la historia patria e universal, que a su vez está inserta en la historia del cosmos, que empezó con el BIG BANG.
El universo simbólico divide el tiempo en años, los años en meses, los meses en semanas , las semanas en días, los días en horas, el año en estaciones y los milenios en siglos.
A pesar de su aparente objetividad, el universo simbólico, es hijo de proverbios, fábulas y teorías. El mito y la teología construyeron un universo simbólico, en donde lo real era penetrado por fuerzas sagradas. Luego la ciencia aleja a lo sagrado de lo real (y a los profanos de la ciencia, digámoslo también).
El universo simbólico es un producto social que tiene una historia. En ciertos períodos históricos no existía el concepto de infancia, ni de amor romántico, ni el yo era visto como un ente autónomo.
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