martes, 30 de agosto de 2011


Estas sentado, con tus amigos/compañeros/camaradas a tu alrededor, en frente tuyo, una simple ficha de papel escrita con lápiz, birome quizás, para los más osados. En el centro de la mesa yacen los dados que decidirán tu suerte y posiblemente marquen tu destino dentro de este inmenso mundo,  el Game Master te observa y sabes que la aventura está por empezar.
Ya no estás más sentado en esa mesa de madera, ya no hay dados, no hay hojas escritas, nada de todo eso es real en este mundo en el que estas sumergido. Junto a vos ya no están esas personas que conoces, ni sos el mismo que se sentó hace un par de minutos para comenzar esta travesía. Subido a un árbol observas un ocaso que refulge como un poderoso fuego, estas recostado sobre esa rama, como el elfo vigía del campamento, todo parece tranquilo y pacífico, nada puede salir mal… hasta que de pronto… gritos y estruendos provienen de la aldea cercana, observas en la lejanía una humareda que sube hasta el cielo cubriendo el paisaje de ese hermoso atardecer.
Apresurado te lanzas hacia el suelo con la agilidad de la gente de tu raza, aterrizas, arco en mano, junto a vos se ubican tus compañeros de partida, desenfundando sus armas, listos para la batalla… ¡esta travesía comienza!

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