lunes, 10 de enero de 2022

La memoria artificial en «La Cena Secreta»

 La memoria artificial en «La Cena Secreta»

En esta ocasión se pretende analizar la presencia del arte de la memoria en la

novela de Javier Sierra, que lleva por título La Cena Secreta, publicada por Plaza y

Janés en el 2004, y que al día de hoy ha alcanzado la décimo octava edición. 

La acción se ambienta en la convulsa

Italia de los últimos años del siglo XV.

El protagonista es un fraile dominico destinado en las oficinas del Santo

Oficio, cuya labor es descifrar códigos

para la detección de posibles herejías.

Éste acude a Milán, pues le llegan sospechas de que en la corte de Ludovico

el Moro se están produciendo hechos

extraños y no del todo ortodoxos, más

concretamente, en el Monasterio milanés de Santa María delle Grazie, casa de

los dominicos de Milán, en la que precisamente se hospedará el protagonista.

Es de sobra conocido el hecho de

que la Orden de Santo Domingo, por

ser una orden de predicadores, se dedicó con especial interés al estudio de

esta disciplina, tan útil a la hora de reproducir sus sermones. El autor de la novela

aprovecha esta circunstancia para introducir nexos de relevancia entre el Cenacolo

Vinciano o Última Cena de Leonardo Da Vinci y el ejercicio de la mnemotecnia

en el Monasterio de Santa María delle Grazie, en cuyo refectorio se encuentra la

enigmática obra del pintor Florentino.

La primera referencia a la memoria artificial surge bien avanzada la narración,

en la escena en que el abad del monasterio explica al protagonista de la novela,

completo desconocedor del arte de la memoria, en qué consiste esta arte que ejercitan sus frailes con el fin de poder codificar contenidos en imágenes y para ello,

el abad se sirve de la conocida imagen en la que aparece personificada la ciencia

de la gramática (Fig. 1).

Comienza hablando de los referentes clásicos, y cita el De Oratore de Cicerón y

la Rhetorica ad Herennium. El abad le revela que lleva unos treinta o cuarenta años

dedicado al estudio del ars memoriae, de modo que coincide, más o menos, con los

años de las primeras publicaciones de textos relacionados con el arte de la memoria,

como el apéndice que aparece en los Oratoriae artis epitomata de Publicio. Resulta

curioso que pese a tratarse ya de los años finales del siglo XV, no haga mención a

la obra de Quintiliano, pues después de que Poggio Bracciolini hallara dos valiosos

códices de su obra a comienzos de ese mismo siglo, las teorías del de Calahorra se

2 Resulta una novela difícil de clasificar, en primer lugar por la variedad de sus temas, pues abarca

una trama policiaca en pleno siglo XV, al tiempo que tiene una muy acertada ambientación histórica y

realiza un acercamiento a la obra y vida del pintor florentino Leonardo Da Vinci. Algunos especialistas

en novela histórica, como el Dr. Carlos Mata Induráin prefieren usar para este tipo de novelas la terminología: novela de ambientación histórica, novela pseudohistórica o incluso novela «del código».


Un episodio de Artificiosa Memoria… 579

difundieron con gran rapidez y fueron

bien acogidas entre los estudiosos del

Renacimiento.

A continuación se hace referencia al

concepto de lugar mnemotécnico, llamándolo «palacios de la memoria», al

tiempo que se alude al tópico de memoria como tesoro del conocimiento.

Inmediatamente después, pasa a resumir

el mecanismo de la memoria artificial.

Para ello el personaje utiliza únicamente

el concepto de lugar, y a éste le atribuye

las funciones propias de un lugar mnemotécnico y las de una imagen de la

memoria. De modo que no hace alusión

al sistema per locos et imagines en que se

fundamenta la memoria artificial3

.

En esta presentación de la memoria

artificial se menciona también que estas

imágenes esconden «abecedarios secretos», que no es otra cosa que los conocidos alfabetos visuales que plagaban

las artes de memoria del Renacimiento

(Figs. 2 y 3).

A continuación pasa a explicar el

ejemplo de imagen mnemotécnica al

que se aludía anteriormente, es decir,

la representación de una de las artes

liberales, la gramática. Probablemente

se produce esta elección porque es

uno de los pocos ejemplos de imagen

que tenemos y además, por tratarse de

una imagen que popularizó F. Yates en

su conocido libro El arte de la memoria,

que, con casi total seguridad, es la fuente de información que maneja el novelista. Ciertamente la Antigüedad nos ha legado un reducido número de imágenes

modelo que pudieran ilustrar y ayudar a comprender pasajes que a veces resultan

bastante oscuros. Ya desde la Rhetorica ad Herennium se justificaba este déficit de

imágenes argumentando que al igual que para enseñar a componer un proemio se

dan unas pautas y se deja al alumno que con su ingenio componga uno, para enseñar a crear imágenes, se dan las pautas correspondientes y se deja al alumno que

3 Este sistema aparece descrito con todo detalle en el capítulo Retórica y Memoria Artificial: de la

Antigüedad al Renacimiento, aportado por el Dr. Luis Merino Jerez a una publicación análoga anterior:

Antonio Bernant Vistarini-John T. Cull (eds.), Los Días del Alción, Emblemas, Literatura y Arte del Siglo

de Oro.

Fig. 2. Alfabeto visual de aves, Johannes

Romberch, Congestorium…, Venetiis, 1533

Fig. 3. Alfabeto visual de objetos, Johannes

Romberch, Congestorium…, Venetiis, 1533

580 Juan José Morcillo Romero

interiormente cree sus propias imágenes. Algo entendible, pues la imagen mnemotécnica, para ser efectiva, ha de tener una fuerte impronta personal. Pasemos a ver

la descripción que hace el abad dicha imagen.

El primer aspecto que señala es la presencia de los tres elementos sobre los

que se fundamenta la Gramática según teorías medievales: praedicatio, applicatio y

continentia. La Praedicatio está señalada por el pájaro que tiene en la mano derecha,

una pica o urraca, cuyo nombre latino empieza por la P de praedicatio. El siguiente

atributo, applicatio, está representado por un Aquila, el águila que se apoya en el

antebrazo, justo por encima del ave anterior. El tercer elemento, continentia, se representa en el pecho de la imagen, en el que aparecen escritas mediante símbolos

las letras: conti4

.

La explicación es bastante superficial y coincide exactamente con los datos

que ofrece Yates en un pasaje del libro mencionado5

. Se obvian buena parte de los

componentes de dicha imagen.

Nuestro análisis de esta curiosa representación de la gramática debe comenzar

por una pequeña apreciación cronológica, la novela se ubica en la última parte

del siglo XV y la primera aparición de esta imagen se produce en la edición

Veneciana del Congestorium Artificiosae Memoriae de Johannes Romberch de 1520.

Ciertamente, lo que la novela transmite es correcto, pues probablemente está tomado de la obra de una gran especialista como Yates, aunque tanto ésta como el

personaje de la novela ofrecen un análisis bastante incompleto. En cualquier se

caso, se trata de un anacronismo, debido a que la primera aparición de esta imagen

es posterior a la época en la que se ambienta la novela.

Entrando en materia, hay que apuntar en primer lugar que esta propuesta de

Romberch es un modelo de imagen personificada que, como él mismo afirma,

puede aplicarse a las demás artes liberales:

Haec nomina actus habitus simplex compositum parciale totaleque suis imagninibus

in hominis alicuius grammaticam, logicam, rhetoricam, arithmeticam, geometriam, astronomiam aut quidlibet alteram6

.

 Junto a la mujer que representa la gramática7

, aparecen, flanqueándola dos palabras: Negatio en la parte derecha y Affirmatio en la izquierda. Por lo tanto la parte

derecha del cuerpo presentará los elementos que están negados; mientras que en

la parte izquierda del cuerpo, aparecerán los conceptos que deban estar afirmados.

En la parte derecha aparece, en primer lugar, la pica8 que se mencionaba más

arriba, en representación del término praedicatione, pero además esta urraca tiene

otros dos signos: en la boca tiene el símbolo equivalente a la N del alfabeto visual

de objetos de Romberch, que representa la palabra nominis; y colgando de la misma

mano que sujeta el cuello del ave, el símbolo de la R, que representa a la palabra rei.

9

El segundo elemento es un águila que se sitúa en el antebrazo. La A del águila

4 Sierra, 2004, pp. 119-129. 5

 Yates, 1966, pp. 146-148.

6 Romberch, Congestorium artificiosae memoriae, capítulo tercero, tratado cuarto. 7Ver Fig. 1. 8Ver Fig. 2. 9Ver Fig. 3.

Un episodio de Artificiosa Memoria… 581

está representando al término applicatione10. Esta rapaz aparece con las alas abiertas y

muestra en la parte interna de estas varios signos: por una parte el símbolo de la N,

que hace alusión de nuevo al término nominis; por otra, aparece una N mayúscula seguida del símbolo de la S, que está haciendo alusión a la expresión nominis subiecti11.

El tercer elemento aparece en el hombro derecho, extendiéndose hacia el pecho. En este caso se indican las cinco primeras letras de la palabra mediante el

alfabeto visual de objetos12, y así, se puede leer CONTI, esto es, la primera parte

del término continentia. Estos son los tres signos que aparecen bajo el dominio de la

palabra Negatio. Mediante la negación de estos conceptos se pretende expresar que

la Gramática no es una ciencia común sino especial:

% por el predicado del nombre y del contenido;

% por la aplicación del nombre y del nombre del sujeto a otras ciencias;

% por su contenido.

En la parte izquierda, justo debajo de la palabra affirmatio aparece el primer

signo, una especie de banderola que presenta con claridad la forma de una P, de

nuevo representando al término praedicatione (Fig. 4).

En la parte superior de esta letra gigante se pueden leer tres letras: N R S, que

están haciendo alusión a los términos nomine y re subiecti. El siguiente signo es una

escalera, también tomada de un alfabeto visual del Congestorium de Romberch, que

representa la letra A de applicatione (Fig. 5).

A simple vista tiene dos atributos más, el dibujo de un pequeño pájaro y unas

tenazas. Esta ave, según el alfabeto visual de Romberch, se identifica con un reyezuelo o abadejo, regulus en latín, y está indicando la letra R de rei13. Las tenazas están

10 Resulta curioso y quizá pueda ser un indicio de que la imagen no está creada por el mismo

Romberch el hecho de que para representar la letra A, en lugar de utilizar el ave correspondiente en su

alfabeto visual de aves que sería el Anser (Fig. 2) utiliza el águila. 11Ver Fig. 3. 12Ver Fig. 3. 13Ver Fig. 2.

Fig. 4. Alfabeto visual: Letra P, Johannes

Romberch, Congestorium…, Venetiis, 1533

Fig. 5. Alfabeto visual: Letra A, Johannes

Romberch, Congestorium…, Venetiis, 1533

582 Juan José Morcillo Romero

representando también, según otro de

sus alfabetos visuales, la R de rei (Fig. 6).

Si sólo apareciesen esos símbolos,

estaríamos ante la repetición de un

mismo concepto mediante dos objetos

distintos, pero hay algo más en la escalera que está completando el concepto

del segundo rei: el pie que está apoyado en el primer peldaño14. Al fin y al

cabo, este pie está elevado en relación

al otro, lo cual se expresa en latín con

el participio del verbo subjicio, que sería subjiectus, término que nos lleva al

concepto de subiecte. Así, del símbolo

de las tenazas con el pie apoyado en la

escalera obtendríamos el concepto rei

subiecte. Por lo tanto los conceptos que aparecen afirmados, están indicando que la

Gramática es una ciencia común y no especial:

% por el predicado en el nombre y en el contenido del sujeto.

% por la aplicación del contenido y del contenido en el sujeto.

Estos serían los conceptos, puramente formales, que describen a la gramática

como ciencia y arte liberal, y los hemos reunido en un cuadro del tipo:

Grammatica

communis

non est

praedicatione nominis

rei

applicatione nominis

nominis subiecti

continentia

est

praedicatione nomine

re subiecti

applicatione rei

rei subiecte

Como se puede apreciar, es una imagen con una relativa complejidad, pero que

está bastante bien estructurada y gracias a ello consigue introducir una serie de

conceptos que son bastante complejos a su vez. Esta definición de la gramática

como ciencia tiene su origen en la filosofía nominalista de la Edad Media, que

cultivaron pensadores como Duns Scoto o Guillermo de Ockham. Quizá, el

hecho de que se tratara de una definición tan compleja fue el motivo que llevó

a Romberch a la composición de esta imagen, que se esquematiza en la obra del

dominico alemán mediante el siguiente esquema (Fig. 7):

14Ver Fig. 1.

Fig. 6. Alfabeto visual: Letra R, Johannes

Romberch, Congestorium…, Venetiis, 1533

Un episodio de Artificiosa Memoria… 583

Este esquema tomado del impreso de Romberch de 1533 es el que se ha

intentado exponer de una forma más clara en el anterior cuadro15.

Esta primera aparición del arte de la memoria en la novela es la más extensa,

quizá, porque sirve de introducción al lector a una disciplina de la que puede no

haber tenido noticia con anterioridad. A partir de este episodio, la memoria artificial se convierte en el hilo conductor que llega hasta el mismo desenlace de la

obra, en el que se plantea que el misterio del Cenacolo de Leonardo está encriptado

mediante un alfabeto visual. Como es natural, la complejidad de la interpretación

de una obra de tales características queda fuera del alcance de los que no pertenecemos al gremio de los Historiadores del Arte, por lo que en ningún momento

se pretende examinar aquí la lectura de la obra del pintor florentino. Ahora bien,

siguiendo la tesis que se plantea en la novela, estaríamos ante una obra que esconde un mensaje codificado mediante una modalidad de alfabeto visual que se

nos antoja un poco peregrina. La trama propone que cada uno de los apóstoles, si

se siguen las lecturas de Santiago de la Vorágine, tiene una cualidad determinada:

Mirabilis (Bartolomé), Venustus (Santiago el Menor), Temperator (Andrés), Nefandus

(Judas Iscariote), Exosus (Pedro), Mysticus (Juan), Alfa origen de todo (Jesús), Litator

(Tomás), Oboediens (Santiago el Mayor), Sapiens (Felipe), Navus (Mateo), Occultator

(Judas Tadeo) y Confector (Simón). A partir de la primera letra de cada cualidad se

obtiene una palabra, clave en el desenlace de la novela. Es una aplicación del mecanismo de los alfabetos visuales para introducir un mensaje en una imagen, en este

caso una pintura. El problema es que para la lectura de este mensaje, es necesario

conocer una obra determinada, el libro de Santiago de la Vorágine, mientras que

los alfabetos visuales utilizados en las artes de memoria ofrecen la letra mediante

imágenes de objetos o animales más o menos cotidianos.

15 La interpretación de esta definición de la gramática se hace bastante compleja, y tan sólo gracias

a la inestimable aportación del Dr. Eustaquio Sánchez Salor se ha conseguido esclarecer en estas líneas

a rasgos generales el significado de tal definición de la gramática como ciencia.

Fig. 7. Esquema representativo del contenido de la imagen de la gramática,

Johannes Romberch, Congestorium Artificiosae Memoriae, Venetiis, 1533

584 Juan José Morcillo Romero

En cualquier caso, resulta curiosa la aparición del arte de la memoria con una

impronta tan marcada en una novela de gran difusión, que llegó a ser un best seller

en 2004, el año de su publicación. El tratamiento del tema, pese a no ser del todo

riguroso, presenta notables aciertos, gracias seguramente al apoyo de alguna obra

de referencia que el novelista no cita aunque se puede deducir. Este hecho es

llamativo, porque, aunque las notas al pie no sean un recurso muy utilizado en la

narrativa de la novela, hay casos en los que el autor no tiene reparos en utilizar este

tipo de notas para citar algunas de sus obras anteriores. En definitiva, esta novela

supone un excelente escaparate para que el Arte de la Memoria se dé a conocer

en un momento en el que es una disciplina que tan sólo es estudiada por quienes

fijan su interés en el Mundo Clásico y, sobre todo, en el Humanismo renacentista.

Bibliografía

Bernant Vistarini, A. y Cull, J. T., Los Días

del Alción: Emblemas, Literatura y Arte en

el Siglo de Oro, Barcelona, Medio Maravedí, 2002.

Merino Jerez, L., Retórica y Artes de Memoria en el Humanismo Renacentista: Jorge de

Trebisonda, Pedro de Rávena y Francisco

Sánchez de las Brozas, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2007.

Sierra, J., La Cena Secreta, Barcelona, Debolsillo, 2006.

Velázquez de Azevedo, J., Fénix de Minerva o

Arte de Memoria, Estudio introductorio

Fernando Rodríguez de la Flor, Valencia, Tératos, 2002.

Yates, A. F., El arte de la me

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