martes, 29 de abril de 2008

Las arquitecturas del deseo
Marina nos demuestra que la sociedad opulenta en que vivimos tiene que estimular constantemente los deseos para sobrevivir. Antes, la economía estaba dirigida por la demanda. Producía lo que era necesario. Ahora se rige por la oferta. Padecemos así un ansia inacabable, porque siempre nos convencerán de que nos falta algo.

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