sábado, 21 de junio de 2008

giordano bruno y la psicoterapia


Giordano Bruno no era un desconocido para el psicofraude o las emociones destructivas. De hecho, por su propia voluntad, se hizo un monje católico en su búsqueda de la verdad.


Su mente curiosa y su naturaleza apasionada le hicieron imposible aceptar la disciplina monstica. Se conáviertió en un hereje declarado, un renegado y un fugitivo. Rompi todos sus vóotos, en especial los relacionados con la castidad, y dió rienda suelta a sus pasiones.

Su apetito por el placer sensual así como su apetito por el conocimiento parecían no tener límites. Según el mismo "ni todas las nieves del Cáucaso podrían apagar los fuegos en su interior".

Sin embargo su mayor amor era la búsqueda de la verdad. Mientras vagaba por Europa aprendiendo, enseñando, luchando, amando y tratando de evitar la Inquisición, continuamente modificó y mejoró su filosofía, que era una coherente visión del universo que integraba todas las ciencias, la matemática, la historia y la filosofía de sus tiempo, así como la teología y otras formas que el equivocadamente consideraba conocimiento. Llegó a darse cuenta que la verdad era algo que uno buscaba continuamente y no algo que se encontraba de una vez.

Cuando la Inquisición finalmente lo atrapó, Giordano Bruno era un hombre vigoroso y maduro de 44 años, en la flor de la vida. No podía soportar la idea de morir por abstracciones teóricas y una filosofía en perpetuo cambio. Por tanto, cometió un error ético y histéricamente se humilló ante la Inquisición al retractarse de sus más caras creencias.

Al hacerlo descubrió que los medios no éticos no pueden lograr fines éticos, y vivió para lamentar su retracción. Durante los siguientes ocho años la Inquisición lo persiguió e hizo sufrir. Finalmente decidión no aceptar nuevos compromisos.

A los cincuenta y un año, declaró clara e inequivocamente su posición filosófica a la inquisición. Permaneció tranquilo y rehusó ser inclinado en forma alguna por argumentos teológicos o amenazas.

Hizo ésto no en defensa de su siempre cambiante filosofía sino para defender algo mucho más importante: el derecho de cada cual para buscar y expresar la verdad en su propia forma hasta los límites de su capacidad. Al ser llevado a la estaca, se le ofreció el consuelo de un crucifijo y de su religión, la cual en verdad nunca había abandonado.

En voz clara y calmada rechazó esta hipócrita oferta diciendo, " Ustedes que me han juzgado, tal vez sientan más pavor que yo. "Fué quemado vivo sin decir una palabra. Su vida apasionada y tumultuosa terminó con la fortaleza tranquila que proporciona la Terapia Etica.

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