domingo, 30 de noviembre de 2008


LA NOCION DE ESQUEMA COMO MCI

Las palabras no corresponden únicamente a "etiquetas léxicas" de uno u otro significado, sino que actúan también como una especie de "rótulos" que dan cuenta de un conjunto estructurado de conocimiento humano. Esta forma de organizar nuestro conocimiento humano, es la que Lakoff (1987) ha denominado Modelo Cognitivo Idealizado (MCI), el cual, en términos de Rivano (1997: 125) puede entenderse como: "un todo conceptual donde se resuelve una unidad léxica".

Así, el concepto "médico" activa inmediatamente al de "paciente" y, el escenario característico de estos roles, se proyecta en un "hospital" o "centro médico", difícilmente en un "restaurante" o un "supermercado". Del mismo modo como el concepto "cajero" evoca a un "comprador" en un escenario de intercambio comercial y no al de "médico" (aunque se den ciertos casos particulares) puesto que, fuera de todas aquellas características peculiares, específicas y diversas, siempre permanece activa en nuestra cognición un modelo idealizado de los conceptos.

En definitiva, "lo que juega en nuestros usos lingüísticos no es el conjunto de rasgos abstractos que componen las palabras, sino un modelo idealizado en el que éstas se inscriben y tienen sentido" (Rivano, 1997: 127).

Para Lakoff (1987) cada MCI es una estructura de "espacio mental" al puro estilo de Fauconnier, que posee una estructura compleja completa de tipo gestáltica en que se destacan cuatro tipos básicos: estructura esquemática, proposicional, metafórica, metonímica y simbólica. Las ideas acerca de MCI son desarrolladas dentro de la lingüística cognitiva y provienen de 4 fuentes: marco semántico de Fillmore (1982); Lakoff y Johnson (1980) con su teoría de la metáfora y metonimia; gramática cognitiva de Langacker (1986) y teoría de espacios mentales de Fauconnier (1985).

Bartlett (1931), por su parte, enfatizó la idea de que los esquemas corresponden a estructuras mentales inconscientes, compuestas de conocimiento de acontecimientos pasados. Sin embargo, el esquema johnsoniano va más allá al postular "una suerte de geografía de la experiencia humana" (Johnson, 1987), donde el esquema pasaría a ser una especie de dispositivo de la acción y para la acción.

La articulación lenguaje, pensamiento y experiencia no debe confundirse con la realidad sin más, esto es, el hecho de que un esquema situacional de visita al médico (como se verá en el corpus de la investigación) implique escenas, secuencias estereotipadas de acciones que mantienen una determinada dependencia causal, como sacar una hora, entrar a la consulta, que "el médico me dé un diagnóstico y que no me examine", no significa que el esquema propiamente tal sea una cosa real, sigue siendo un constructo mental que sirve como un instructivo respecto de la conducta futura, en el ejemplo: no ir más al médico, pero no sólo como una representación del mundo.

Un modelo cognitivo idealizado debe recurrir a un proceso de desautomatización en que se realiza un itinerario que va desde el lenguaje al pensamiento humano. En otras palabras:

"El concepto se hereda como tal en el lenguaje (u otros sistemas simbólicos, rituales, códigos sociales, etc.), no en la experiencia sin más o directa. El concepto mejor podrá entenderse como un formato para la experiencia. El concepto viene de la experiencia, pero aparece desprendida de ésta y muchas veces la formatea" (Rivano, 1999: 51).

Siguiendo con el ejemplo de visita al médico, tal vez nunca se tenga que recurrir a un especialista de salud, pero el esquema de visita al médico de alguna manera se encuentra condensado ya en un MCI. De todas formas, existe una tendencia común a mirar el mundo en términos objetivistas, como postula Lakoff (1987: 285), de ahí que muchos de los MCI sean limitados. El autor concluye: "It seems to me that when we understand our experience by projecting prepositional models onto it, we are imposing an objectivist structure on the world".

Ahora bien, no sólo los objetos se organizan de esta manera, sino que el sistema de conocimiento humano, en general, corresponde a un conjunto de esquemas interconectados, paquetes de conocimientos prototípicos que manipulan rápidamente toda aquella información característica de la cognición humana, gracias a las regularidades del mundo, tanto como a las rutinas que empleamos para afrontarlas. En síntesis, "prácticamente todos los contenidos de la memoria humana se organizan total o parcialmente en esquemas" (de Vega, 1984: 383).

Por otra parte, si un paquete de conocimiento se estructura en una secuencia de eventos relacionados causalmente y da cuenta de situaciones convencionales, entonces, se estaría hablando de Script, término acuñado por Schank (1975), Abelson (1975), Schank y Abelson (1987), quienes tienen sus antecedentes teóricos en la concepción Kantiana de Todo-Parte y, por cierto, en la noción temprana de esquema de Barlett (1931) para desarrollar una teoría y aplicación de los scripts, incluyendo la representación de personajes, objetos y acciones asociadas a la experiencia. Para estos autores, la noción de script en términos estrictos sería la de:

"una estructura que describe secuencias apropiadas de eventos en un contexto particular. Un guión está lleno de huecos y requerimientos sobre lo que puede rellenar estos huecos. La estructura es un todo interconectado, y lo que está en un hueco afecta a lo que pueda estar en otro. Los guiones manejan situaciones cotidianas esquematizadas. No están sujetos a muchos cambios, tampoco ofrecen los mecanismos para tratar situaciones totalmente nuevas. Así un guión es una secuencia de acciones predeterminada y estereotipada que define una situación bien conocida" (Schank y Abelson, 1987: 56).

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