Mi ansia de conocimiento pretendería la locura de regresar hasta el origen de los tiempos y saber porque me encuentro en este espacio del universo; saber como se encontraron mis padres, mis abuelos; como se fue juntando toda esa humanidad antecedente que hizo posible que yo llegara aquí a ser quien soy, conocer la suma de circunstancias internas y externas que se han confabulado para que una mera posibilidad de ser se haya abierto paso entre las cosas reales de la historia; Y que, finalmente, hace que me encuentre ahora, aquí, dentro de una metafísica biblioteca, tratando de responder con palabras que salen de una laringe que se encuentra debajo de una garganta, hija de la evolución biológica que se dio en una infinitesimal parte del universo, más específicamente, en una constelación de cuerpos celestes llamada la Vía Láctea y dentro de la Vía Láctea, en un planeta llamado Tierra, y dentro de la Tierra en una espectral Biblioteca aparentemente fuera del tiempo y el espacio, sentenciado a responder la pregunta más ambiciosa de todas: La pregunta por la verdad.
Etiquetas: Lo que no salió en la Biblioteca de Marko
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