domingo, 8 de agosto de 2010

Los aciertos de Errata Naturae



Irene Antón y Rubén Hernández se lanzaron al mundo editorial sin tener "ni idea". Hoy, son unos de los nuevos editores con más éxito y repercusión

MARTA CABALLERO | Publicado el 04/08/2010

Irene Antón y Rubén Hernández no tenían ni idea de montar una editorial, ni siquiera de cómo convertirse en emprendedores. Ambos pertenecían al ámbito universitario y llevaban mucho tiempo trabajando en sus respectivas tesis. “Cuando pasas mucho tiempo metido en un tema, en un mundo tan cerrado y habiéndote llevado alguna decepción te apetece hacer otra cosa”, revela Rubén, que decidió junto a su compañera volcar sus intereses personales en un nuevo proyecto, y crearon una editorial, que entonces les pareció lo más prudente.

La primera pauta que siguieron fue la de la independencia, una libertad que les permitiera capitalizar todo el esfuerzo de estudio y lectura que venían realizando desde hacía 10 años. Se aventuraron con el ensayo y buscaron una línea que admitiese aquellos temas que les habían interesado en sus vidas de estudiantes. Pero, puesto que querían que fuera un sello amplio, dejaron una puerta abierta a la literatura.

Hoy Rubén reconoce haber pagado la novatada cuando, en un principio, se plantearon crear varias colecciones (literatura, cine, ensayo, pensamiento crítico...). “Fuimos un tanto inocentes porque, aunque fuera un planteamiento interesante, desde el punto de vista mercantil resultaba muy complejo. Volvimos un poco locos a los libreros”, se ríe, y continúa, “pero queríamos dejar claro que el conocimiento es uno y el interés del lector debe ser único”.

Pero a poco a poco fueron torneando Errata Naturae y en junio de 2008 vieron la luz sus primeros títulos. Ese primer curso sacaron siete, y hoy ya llegan a los 12 por año (y subiendo). “Hay un rasgo distintivo en el sello que funciona muy bien, casi a pesar nuestro, y que es la imagen de las cubiertas”, explica el editor, que ha logrado convertir sus portadas en emblemas reconocibles asociándolas al mundo del cómic: “Todas las cubiertas son imágenes con dibujos de distintos monstruos o de un personaje muy vinculado al libro en cuestión. Se ven muy bien y están muy asociadas a la cultura pop”, presume.

Esta cuestión de la apariencia no es baladí, puesto que los de Errata querían, con ella, despojar al ensayo de los matices solemnes y académicos y, últimamente, de los amarillistas (libros diseñados para salvar vidas) con los que se asocia al género. “Las portadas connotan la posibilidad de publicar ensayo serio y de calidad con un lenguaje más contemporáneo con estos rasgos un poco punkis que nos permitimos. Estamos en un tercer camino, los nuestros no son esa especie de ensayos de autoayuda ni los que se venden con la pretensión de llegar a una cierta elite”.

Con esta actitud han conseguido que sus libros suenen lo suyo en medios de comunicación, “y eso que no teníamos contacto ni relación alguna con el mundo editorial, sólo éramos dos pipiolos que decidimos irnos de la universidad y hacer otra cosa”, cuenta quien alberga entre sus títulos los nombres de Alain Badiou y Kafka, por ejemplo. Y su visibilidad se ha correspondido con las loas: su libro La herencia del olvido, de Reyes Mate, uno de los primeros que publicaron, mereció el Premio Nacional de Ensayo y títulos como el de The Wire han recibido multitud de buenas críticas. “Hay libros como ese que se promocionan solos gracias al fenómeno de la serie. Este tipo de ensayos nos interesan siempre que haya un nivel alto. No queremos hacer un uso ilegítimo de la filosofía”, razona Hernández, que sobre las series también ha editado Los Soprano Forever, con la participación de Rodrigo Fresán, Fernando Castro Flórez...

Passolini, Jean Genet, Edgar Hilsenrath y Hans Magnus Enzensberger se incorporarán enseguida a sus filas. “Hemos malvivido de esto y ahora empezamos a vivir”, celebra.

Más información en su página web: www.erratanaturae.com

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