lunes, 4 de abril de 2011

neuroestimulantes

“Una pastilla. Todo es posible”. Ese es el mensaje con el que se promociona “Sin límites” -en inglés, Limitless- la última película de Robert de Niro.
El film, también protagonizado por Bradley Cooper, cuenta la historia de un escritor que consume una droga experimental que le permite usar el 100% de su cerebro.
El resultado es éxito, fama e incluso un mucho mejor peinado.
Y es que, gracias a la droga, el protagonista pasa de ser alguien desorganizado y desmotivado a convertirse en alguien súper enfocado y con una gran confianza en sí mismo.
Pero, ¿hay algo real de verdad detrás de la historia? ¿Puede una simple pastilla aumentar ilimitadamente nuestra capacidad cerebral?
En cierta forma, sí. Medicamentos similares al que aparece en la película ya existen en la vida real: ayudan a mejorar la memoria y la capacidad de concentración, lo que les ha valido el nombre de “drogas inteligentes”.

MODAFINILO Y METILFENIDATO

En el Reino Unido, por ejemplo, una de las “drogas inteligentes” más populares es el modafinilo, que es empleado por numerosos estudiantes para lidiar con la fatiga durante la temporada de exámenes.
Diseñado originalmente para tratar la narcolepsia, el medicamento se volvió bastante popular entre diferentes grupos gracias a su capacidad para hacer que la gente se sintiera más despierta y alerta.
Así, los militares lo emplean para mantener despiertos a los soldados durante operaciones de combate, y su uso también se ha extendido entre aquellos profesionales que trabajan turnos nocturnos y largos, como doctores, enfermeras y pilotos.
Se dice que también es popular entre los académicos que tienen que viajar entre continentes con diferentes husos horarios.
Bárbara Sahakian, investigadora y profesora de neuropsicología clínica en la Universidad de Cambridge, por su parte, encontró que el 17% de los alumnos en varias universidades de EE.UU. admiten haber usado el estimulante Ritalin (metilfenidato).
Esta droga fue diseñada para tratar a niños hiperactivos, maximizando su capacidad de aprendizaje.
Y una encuesta practicada por la revista Nature entre 1.400 adultos encontró que uno de cada cinco había consumido Ritalin, Provigil (modafinilo) o beta-bloqueadores, y no para tratar alguna condición médica, sino para mejorar su concentración o su memoria.
“Los estudios demuestran que algunos neuroestimulantes como el modafinilo ayudan a mejorar el desempeño en procesos complejos de planificación o solución de problemas, concretamente las funciones ejecutivas que tiene lugar en la parte frontal del cerebro”, explicó la profesora Sahakian.
“El modafinilo también mejora algunas funciones de memoria y el Ritalin mejora específicamente la memoria de trabajo”.

¿MEJOR QUE EL CAFÉ?

Aunque los científicos aún no saben cómo trabajan estas drogas para aumentar la cognición, no debe sorprender que el uso de “drogas inteligentes” esté aumentando.
Después de todo, prometen algo atractivo e interesante: la posibilidad de sentirnos tan alertas y volvernos tan eficientes como podamos, cuando lo necesitemos.
E incluso si sólo aumentan nuestra capacidad de memoria en un 10%, como algunos sugieren, ese porcentaje bien puede representar la diferencia entre aprobar o aplazar un examen, o entre una buena calificación y otra todavía mejor.
Pero, ¿hacen estas pastillas algo que no haga la cafeína?
El profesor John Harris, quien es el director del Instituto para la Ciencia, la Innovación y la Ética de la Universidad de Manchester, cree que le dan a quienes las consumen una ventaja.
Tienen un efecto similar al del trabajo duro y el café. El mismo efecto que también produce el ejercicio físico. Todos son, en cierta medida, potenciadores cognitivos”, dijo Harris.
Pero Harris aclara que aunque consumir modafinilo puede ayudar a algunos a vencer el cansancio y a hacer mejor su trabajo, la droga no es capaz de convertir a nadie en un nuevo Albert Einstein de la noche a la mañana.
“Si no eras un genio antes, no lo vas a ser después (de tomarla). No te hace más inteligente”, dijo el profesor Harris.

RIESGOS

Al mismo tiempo, todavía no está claro qué tan seguros son estos estimulantes.
Las implicaciones de su consumo a largo plazo aún no han sido estudiadas a fondo, principalmente por las dificultades de identificar a quienes las usan como “neuroestimulantes”.
La gente que las compra con este propósito sólo puede obtenerlas a través de internet, por lo que es difícil hasta determinar el número de usuarios.
“Y uno nunca puede estar 100% seguro de lo que está comprando, de los ingredientes y de las reacciones adversas que pueden generar cuando se las consume junto a otros medicamentos”, advirtió un portavoz de la organización británica DrugScope.
Tampoco se sabe qué tan adictivas pueden ser.
Los expertos creen que el modafinilo no causa adicción, pero DrugScope teme que el uso regular de la droga pueda generar cierta dependencia.
Y la organización recomienda a los usuarios de cualquier “droga inteligente” discutir su consumo con sus médicos de cabecera.
A la profesora Sahakian, por su parte, le gustaría que existiera una política formal para este tipo de drogas.
“Las autoridades deberían considerar los posibles efectos negativos de los estimulantes cognitivos y tomar medidas al respecto”, le dijo a la BBC.
“Las universidades necesitan desarrollar políticas sobre su uso, establecer qué es aceptable y qué no”, dijo.
Mientras eso no pase, la gente va a continuar tomándolas para aprobar sus exámenes y para no sentirse cansados, simplemente porque pueden.
Pero aunque la posibilidad de poder usar el propio cerebro a fondo -”sin límites”- es sin duda atractiva, la misma película demuestra que también tiene sus riesgos y puede crear complicaciones.

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