La verdadera campaña NO estará en cómo cada candidato canalizará su discurso a través de los medios, SINO cómo su discurso será mediatizado.
La mediatización de la política, que es lo mismo que su conversión en espectáculo con sus respectivos actores, lo que pone a los electores como espectadores pasivos, viene a ser uno de los principales motivos que genera una mayor inestabilidad en la intención de voto. En nuestro caso, cuando la prensa comienza a tratar a un postulante como perdedor o a destacar un defecto, una maña, un lapsus linguae freudiano, este detalle amplificado puede convertirse en un obstáculo difícil de superar. Cuando la prensa comenzó a decir que Bachelet era sólo espontánea y simpática pero carecía de ideas propias tal vez comenzó su descenso en los sondeos.
En estas condiciones electorales, la propiedad y concentración de los medios de comunicación no son datos menores. Cuando periódicos de insoportable liviandad existencial como Las Ultimas Noticias (de propiedad, como todos sabemos, de Agustín Edwards) ingresan en el terreno electoral, es porque aguas muy turbias han ingresado al cauce político.
Etiquetas: conspiranoia
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