DIALÉCTICA DE LA CALIBRACIÓN Y LA RETROALIMENTACIÓN
DIALÉCTICA DE LA CALIBRACIÓN Y LA RETROALIMENTACIÓN
Importa volver a subrayar que la cibernética de la cibernética no exige
el abandono de la cibernética simple, no nos insta a desprendernos de
nuestros conceptos sobre la retroalimentación simple; más bien, la cibernética
de la cibernética es un orden superior de recursion que la cibernética
simple - l a denominación elegida para ella no es accidental- La cibernética
de la cibernética se ocupa de la homeostasis de la homeostasis, del control
del control, de la estabilidad de la estabilidad, del cambio del cambio, y de
la retroalimentación de la retroalimentación. Nos proporciona una manera
de construir y discernir procesos cibernéticos más complejos merced a órdenes
superiores de recursion. Como ya dijimos antes, todos los sistemas
y lazos de retroalimentación se asemejan a cajas chinas metidas una dentro
de la otra.
El corolario de esta concepción amplia ha sido expresado por Beer (citado
en Maturana y Várela, 1980):
Esto significa que toda institución social (en la intersección de varias de las
cuales está inserto un individuo cualquiera) se halla inserta dentro de una institu-
16 En rigor, la idea según la cual la totalidad es más que la suma de sus partes carece
parcialmente de sentido. Por ejemplo, 2+2 # 4 es simplemente falso. "Dos más
dos es igual a cuatro" es una tautología matemática. Según puntualiza von Foerster
(1963), lo que queremos decir es que "una medida de la suma de las partes es mayor
que la suma de las medidas de las partes"(pág. 28).
EPISTEMOLOGIA CIBERNETICA 105
ción social más amplia, y así recurrentemente; y que todas ellas son autopoyéticas.
Esto nos explica de inmediato por qué, en cualquier nivel de recursión (desde
el individuo hasta la nación), el proceso de cambio, no sólo es difícil sino en verdad
imposible, si nos atenemos al sentido cabal de la intención "yo voy a cambiarme
a mí mismo por completo". La razón es que ese "yo" -ese "eso" autopoyético
autocontenido- es un componente de otro sistema autopoyético. ...Cualquier
individuo que intente reformar su vida dentro de una familia autopoyética no podrá
nunca llegar a ser cabalmente su nuevo sí-mismo, porque la familia insistirá en
que siga siendo su sí-mismo antiguo (págs. 70-71).
La noción de sistemas envueltos en sí mismos [infolded], al modo de
las cajas chinas, indica que cada individuo forma parte de numerosos órdenes
de organización - lo cual, desde luego, ha constituido un principio fundamental
de la terapia familiar-.
Una manera de incursionar en el laberinto del proceso cibernético de orden
superior es mediante el empleo de la escala dialéctica que asciende en
zigzag entre la forma y el proceso, presentada en la figura f del capítulo 2.
Recordemos que en ese esquema dialéctico, la columna de la derecha llevaba
por título "Descripción del proceso". Anteriormente hemos examinado
varios órdenes de proceso en función de la acción simple, la interacción y
la coreografía. Traducida al mundo de la cibernética, esta columna debería
titularse "Descripción del proceso de retroalimentación".
La columna de la izquierda en la escala dialéctica de la figura 1 se titulaba
"Clasificación de la forma". Apuntamos que aquí el observador clasifica
la organización del proceso que observa; por ejemplo, proponía que una
cierta organización de la conducta era un "juego". Traducida al mundo de
la cibernética, la clasificación de la forma se convierte en "Clasificación de
la calibración", vale decir, una especificación de la organización del proceso
retroalimentativo. Mediante esta versión de la dialéctica entre forma y
proceso podemos construir y discernir diversos órdenes de calibración y
retroalimentación cibernéticos.
Por ejemplo, el control de la temperatura de una vivienda, en su orden
más simple de recursión, consiste en un proceso de retroalimentación por
el cual el termostato y el aparato de calefacción responden a las diferencias
de temperatura. Este lazo cibernético elemental es organizado por la predisposición
particular del termostato, denominada "calibración" de la retroalimentación
térmica de la vivienda. No obstante, como ya hemos visto, la calibración
de esa retroalimentación está a su vez sujeta a una retroalimentación
de orden superior, que abarca a la persona que efectúa dicha calibración.
Las personas que viven en climas fríos y desapacibles, y por ello
prefieren permanecer en el interior de las viviendas, muy probablemente calibrarán
sus termostatos de otra manera que las que viven en un desierto cálido
y seco y disfrutan de los deportes al aire libre. El clima y el estilo de vida de una persona forman parte de un proceso de retroalimentación de orden
aun superior que calibra a esa persona.
Al igual que la dialéctica entre la forma y el proceso, el desplazamiento
de un orden de proceso de retroalimentación a otro demanda una oscilación
dialéctica, que pasa por la clasificación de la calibración. En el caso
de la interacción familiar, el ejemplo clásico es el del comportamiento sintomático
del hijo que calibra la intensidad de la interacción entre sus padres.
Si éstos se traban en una reyerta cada vez más intensa, puede llegar un momento
en que activen en el niño un ataque asmático; la conducta del niño
distrae la interacción de los padres, y de este modo calibra el grado de intensidad
que pueden alcanzar sus disputas.
Pero también esta retroalimentación está sujeta a recalibración por un
proceso de orden superior. Un terapeuta, verbigracia, puede reestructurar
la organización familiar de manera de ofrecer un camino alternativo para alcanzar
la estabilidad en la interacción. A tal fin, tal vez procure que los padres
calibren sus episodios simétricos que, al intensificarse, llevan a la fuga.
Facilitando la instauración de un contexto en el que marido y mujer se
convierten en un sistema autocorrectivo, el terapeuta contribuye a desacomodar
la calibración previa del comportamiento de los padres por el trastorno
sintomático del hijo. En este caso, el proceso de retroalimentación de orden
superior incluye al terapeuta, los padres y el hijo. Así pues, una retroalimentación
de orden más alto recalibra un proceso de retroalimentación de
orden más bajo. O, dicho de otra manera, el "sistema compuesto por terapeuta,
padres e hijo" altera el "sistema compuesto por padres e hijo".
Esta dialéctica entre retroalimentación y calibración nos permite percatarnos
de los distintos órdenes de la cibernética (véase la figura 2). Podemos
así trasladarnos de la cibernética simple a la cibernética de la cibernética.
Como lo muestra la figura, el pasaje de la retroalimentación simple a la
calibración simple da cuenta de la organización de los sistemas cibernéticos
simples. A medida que uno asciende hacia órdenes superiores del proceso
de retroalimentación, la retroalimentación simple queda sujeta a recalibración:
aquí estamos en el nivel de la cibernética de la cibernética. Este
ascenso en zigzag alcanza un límite, empero, cuando nos topamos con el
orden más alto de calibración y retroalimentación en un sistema, el que Várela
y Maturana llaman "autonomía". Ya hemos visto que la autonomía especifica
a la totalidad del sistema mismo, que por definición está cerrado
organizacionalmente.
Esta dialéctica cibernética puede aplicarse a cualquier sistema que un observador
(p. ej., un terapeuta) sea capaz de distinguir. Individuos, parejas,
tríadas, familias, vecindarios y sociedades enteras, pueden ser puntuados
por el observador como sistemas autónomos. Y también es posible conce-
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bir que la ecología de todos los sistemas puntuados imaginables (e inimaginables)
pertenecen a un sistema autónomo más amplio.
LA MENTE COMO SISTEMA CIBERNETICO
Uno de los aportes más importantes de Bateson fue su definición de la
"mente" como sistema cibernético. Desde esta perspectiva, la mente es un
agregado de partes interactuantes, dotado de una estructura de retroalimentación.
1 7 La complejidad de estos sistemas va desde la retroalimentación
simple a lo que Bateson denomina una "ecología de la mente". Así concebido,
el tema de limitar la mente a lo contenido dentro de un cráneo pierde
sentido; en lugar de ello, allí donde haya retroalimentación se pondrán en
evidencia características propias de una mente. La mente de un ciego que
cruza una calle incluye por fuerza su bastón, que sin duda forma parte activa
del proceso de retroalimentación que lo guía. De igual modo, el instrumento
del músico o la herramienta del carpintero forman parte de sistemas
mentales durante el proceso de ejecución o de construcción. Mary Catherine
Bateson (1972) dice que al sustituir la palabra "sistema" por la palabra
17 Várela (1979) sostiene que Bateson fue el primero en identificar la mente con
el sistema cibernético, y no con lo que hay dentro del cráneo. Por lo tanto, la
mente no sólo es inmanente a los sistemas vivientes simples, "sino también a
los agregados ecológicos, a diversas especies de unidades sociales, a los cerebros,
las conversaciones y muchas otras cosas, por más que se encuentren diseminados
en el espacio o tengan corta vida" (Várela, 1979, págs. 270-71)."mente", podemos darnos cuenta de que "la mente se vuelve una propiedad,
no sólo de organismos simples aislados, sino de las relaciones entre ellos,
incluyendo a los sistemas que se componen de un hombre y otro hombre,
o de un hombre y un caballo, o de un hombre y un jardín, o de un
escarabajo y una planta" (pág. 253). Este punto de vista llevó a Holt a declarar
metafóricamente que "la roca esculpe al escultor tanto como el escultor
a la roca" (citado en M. Bateson, 1972, pág. 249). No es de sorprender
entonces que el título del libro de McCulloch sobre epistemología experimental
sea un retruécano: Embodiments ofMind [Corporizaciones de
la mente].
La concepción cibernética pone de relieve que la unidad de la terapia no
son los individuos, parejas, familias, vecindarios o sociedades; la cibernética
se centra en el proceso mental. En la terapia, la mente puede ser inmanente
a toda una amplia variedad de unidades sociales, y abarcar individuos,
subsistemas familiares y familias completas. El especialista en cibernética
apunta su mira a las pautas subyacentes de la retroalimentación.
Bateson (1972) ha resumido todas las consecuencias que se desprenden
de esta epistemología cibernética:
La epistemología cibernética que acabo de exponerles podría sugerir un enfoque
nuevo. La mente individual es inmanente, pero no sólo el cuerpo: es inmanente
también a las vías y mensajes que se dan fuera del cuerpo; y existe una Mente
más amplia, de la cual la mente individual es sólo un subsistema. La Mente más
amplia es comparable a Dios, y tal vez sea eso que algunas personas llaman
"Dios", pero sigue siendo inmanente al sistema social total interconectado y a la
ecología planetaria (pág. 461) [trad. cast. 492].
La cibernética nos permite examinar tanto la autonomía como la interdependencia
de sistemas totales, ya se trate de los constituidos por terapeuta
y cliente, o por el hombre y el planeta. Parece irónico que este examen cabal
de la autonomía en la cibernética nos lleve a una concepción de la Mente
en la que todos los procesos vivientes resultan interconectados y se nos
vuelven uno. A la inversa, el examen cabal de las pautas más abarcadoras
de interconexiones imaginables nos lleva a reconocer la autonomía de una
diversidad de sistemas individuales. Estas ironías, cuando se las concibe
como una doble visión, nos recuerdan una eterna verdad: en un universo
recursivo, la Tierra entera puede encontrarse en una única célula viva.
COMPLEMENTARIEDADES CIBERNÉTICAS
Ya hemos apuntado que la epistemología cibernética propone que abarquemos
ambos lados de cualquier distinción trazada por un observador. A
lo largo de esta obra, he aducido que un terapeuta debería adoptar a la vez
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las perspectivas de la pragmática y la estética, del control y de la autonomía,
de la cibernética simple y de la cibernética de la cibernética, y aun de
las descripciones lineales progresivas y las recursivas. Una manera de reconocer
los dos lados de estas distinciones es considerarlas parte de una
"complementariedad cibernética".
Una complementariedad cibernética nos ofrece otro marco de referencia
para estudiar las distinciones. En su mayoría, las personas entienden que
las distinciones representan una dualidad del tipo "o bien... o bien...", una
polaridad, un choque de opuestos, o una expresión que se apoya en una lógica
de la negación (A/no-A; correcto/incorrecto; útil/inútil; bueno/malo).
Según esto, hablamos de "ganar" o de "perder" al modo de una suma-cero.
Várela (1976b) propuso otra manera de conicmplar las distinciones a
través del lente epistemológico de la cibernética. Su obra sirve de fundamento
a las complemcntariedadcs cibernéticas.
Várela comienza estableciendo la forma básica de concebir los dos lados
de una distinción:
"eso" / "el proceso que conduce a eso"
Si se considera que estos dos lados, pese a ser diferentes, están relacionados
entre sí, uno se aproxima a un encuadre cibernético de las distinciones,
y dicho encuadre permite que pueda verse a ambos como una "imbricación
de niveles, en que uno de los términos de la pareja surge del otro"
(Várela, 1976b, pág. 64). La relación entre los lados de estas distinciones
es autorreferencial, de modo tal que uno de ellos es (re)ciclado desde el otro.
Para generar una complementariedad cibernética no hay más que seguir
la receta de Várela (1976b):
A este fin, tómese cualquier situación (dominio, proceso, entidad, noción) que
sea holística (total, cerrada, completa, plena, estable, autosuficiente). Póngasela
del lado izquierdo de la barra, y del lado derecho póngase los procesos correspondientes
(constituyentes, generadores, dinámicos) (pág. 63).
Por ejemplo:
Forma / proceso
Territorio/mapa
Descriptor / descripto
Observador / observado
Sujeto / objeto
Realidad / receta
Ambiente / sistema
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