Tal como un hombre que está escribiendo una nota para usarla en
el futuro puede abreviarla de tal modo que sólo él pueda entender
su significado, así nuestro lenguaje interno sigue una gramática
propia, en la cual condensaciones simbólicas e imágenes pueden
provocar corrientes de pensamiento. Este lenguaje interno puede
ser muy importante para la autocomprensión de la persona. Para
comunicar nuestro lenguaje interno a otros, debemos traducirlo al
lenguaje externo, y en éste explicar a los otros el que hace surgir la
“objetividad”. Los términos que la persona utiliza para referirse a sus
propios sentimientos están confirmados socialmente por el uso
común. El auto-conocimiento no confirmado socialmente y ni
siquiera disciplinado por la interacción, no es un conocimiento
seguro.