Sin el gozo intelectual, que nos proporciona placer físico de la actividad mental y sin el descubrimiento de la belleza que da armonía a la inteligibilidad, no puede haber un buen desarrollo educativo de la actividad de pensar científicamente.
El gozo intelectual existe, cada vez que se intuye, se descubre o se comprende algo.
Parafraseando a Descartes podemos transformar su famosa expresión “cogito ergo sum” en “cogito ergo gaudeo”, pero también hay gozo intelectual cuando, el “puer faber”, logra transformar una idea en realidad.
Etiquetas: aprendizaje acelerado
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio