jueves, 4 de febrero de 2010

En el texto Frantasía, imaginación y vínculos mágicos en Giordano Bruno, el académico Ernesto Priani Saisó anota que Bruno consideraba: "todos los poderes mágicos, activos y pasivos, y sus especies, dependen de los vínculos mágicos".

En esta afirmación, añade Priani, "el énfasis no está puesto en el control de los poderes de la magia, los instrumentos que los magos utilizan para hacer sus encantamientos, sino en los vínculos.

"Los vínculos se presentan como momentos específicos dentro del flujo del tiempo, que hacen de la magia no un dominio sobre las fuerzas físicas, espirituales o divinas, sino la capacidad de percibir y reconocer la naturaleza de esas conjunciones".

Al respecto, Bruno escrine en De vinculiis in genere: "Incluso un estúpido y romo de pensamiento puede ver la belleza de las cosas naturales y artificiales, aunque no pueda, al mismo tiempo, asir y admirar el talento que ha generado todas las cosas. Para él, 'las estrellas no hablan de la gloria de dos'".

Giordano Bruno nació en plena etapa de madurez del Renacimiento. Diversos filósofos afirman que ningún otro pensador de la época expresó realidades contrapuestas como Bruno. "En algunos aspectos (sus ideas) conservan todavía rasgos medievales, mientras que en otros es plenamente moderno, más aún, revolucionario".

En Bruno, agregan, "estamos ya ante un nuevo sistema filosófico con fuertes bases argumentativas y empíricas, capaces de sustituir, como en efecto ocurrirá, las concepciones aristotélicas y aristotélico-tomista como sustento filosófico general, como estructura de soporte de la filosofía y la ciencia modernas".

Pero la libertad de pensamiento que Bruno expresó tuvo un precio. Su independencia de criterio y su franqueza de palabra, aunadas a su fama de mago, "se convirtieron en una fórmula explosiva que no pudo controlar la disciplina concentual".

Después de haberse doctorado (1572) y de dos procesos dentro del convento, bruno huyó a Roma (1576) y luego al norte de Italia, comenzando así un largo peregrinaje que no paró hasta su encarcelamiento (1592) en Venecia y luego de nuevo en Roma.

Giordano Bruno fue ejecutado el 17 de febrero de 1600 en la plaza romana de Campo di Fiori.

Mauricio Schoijet concluye: "Bruno fue un personaje de gran audacia intelectual y política, que mostró un gran valor al desafiar a los poderes dominantes en su época, y una gran entereza frente a la persecución.

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