lunes, 11 de mayo de 2009


Si quiero recordar, por ejemplo, una lista de palabras: reloj, carpeta, escribir una carta, llaves, etc; en un orden determinado, basta con crear con intensidad imágenes asociadas y proyectarlas en un recorrido imaginario de nuestra casa. Cuanto más sorprenda nuestra sensibilidad y psique, cuanto más pasión (fuerza astral dirían os ocultistas) “inyectemos” en la imagen, con más profundidad se grabará en la tablilla de cera fundida que es nuestra memoria.

Por ejemplo, puedo imaginar que al llegar a la puerta de casa, en vez de mirilla hay un reloj con forma de ojo. Cuando abro la puerta, ya en el hall, una lluvia de carpetas se precipita sobre mí. Al llegar a la cocina, sobre la sartén hay una carta en la que está escrito “no me olvides” y que al ir a apagar el fuego para que no se queme la carta en la sartén, resulta que en vez de botón tiene una cerradura y sólo con unas llaves puedo apagar dicho fuego.

Este método se conoce con el nombre de “memoria de los lugares”.

La aportación de Giordano consiste en que las imágenes base de la memoria son un verdadero mundo aparte, en perfecta armonía con los tres planos de la naturaleza: el físico, el moral o matemático y el celeste o mágico.

Imaginemos que somos capaces de retener como base de la memoria y con perfecta claridad todo un museo de pintura de las dimensiones del Museo del Prado. En este supuesto “Museo de la Imaginación” hay tres plantas, cada una de ellas con decenas de salas. En cada sala cientos de cuadros. Pero no son cuadros normales, son cuadros en tres dimensiones donde se desarrollan escenas vivas. Las imágenes de estos cuadros son de colores más puros que los que existen en nuestro mundo “real”.

Imágenes en movimiento, animadas por pasiones o sentimientos profundos, construidos según las reglas de oro de la Óptica de la imaginación.

Estas miles de imágenes de memoria de la Memoria Mágica de Giordano. Podemos utilizarlos como receptáculo de memoria, proyectando sobre ella las imágenes que queramos recordar; pero también podemos deleitarnos en la contemplación en sí de las mismas, pues cada una de ellas es un símbolo que vela un arcano de la Naturaleza (del mismo modo que lo hacen los 22 Arcanos Mayores del Tarot).

El contemplar estas imágenes talismánicas armoniza el alma, aumenta en grado inimaginable la inteligencia profunda que busca las esencias, desarrolla la concentración y la memoria hasta límites insospechados.

En la primera planta de este “Museo de Pintura” se hallan todas las imágenes en relación con la naturaleza: por ejemplo, en una de las numerosas salas encontramos cuadros con las imágenes de un río, un arado, una cadera, un árbol, un ánfora…. En la segunda planta todas las salas son triangulares, y aparecen imágenes abstractas en relación con la moral y con la ciencia: por ejemplo, la claridad, que es una matrona que lleva en su mano diestra agua, en la zurda un espejo; la salud, una niña que porta agua y un niño fuego, o el gozo, que nos sale del encuentro como una niña ataviada con verdes vestiduras, que esparce de un canastillo especies variadas de flores.

En la tercera planta aparecen las Doce Curias en relación con las doce divinidades, estelares: Júpiter, Saturno, Marte, Mercurio, Apolo, Esculapio, sol, Luna, Venus, Cupido y Tierra. Cada una de ellas rodeada de un séquito celeste, símbolos metafísicos, atribuidos del dios al que siguen.

Así la Magia de la Memoria de Giordano es mucho más que un sistema mnemotécnico. Quiere abrir ante nosotros una dimensión mágica, un reino de símbolos que aportan en su seno el misterio y armonizan la psique humana con la luz astral de la naturaleza. Es mediante estas imágenes como la inteligencia humana, rompiendo sus límites se hace espejo de la inteligencia divina.

El sistema de Giordano es el de la música visual del alma.

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