lunes, 28 de diciembre de 2009

Derivados desmitificados

Derivados desmitificados
El Financial Times del 17 de diciembre del 2009 publica el interesante diagrama que se reproduce más abajo, que muestra el volumen mundial de los famosos derivados financieros, clasificados por tipos. La fuente es el Banco Internacional de Pagos.
La cifra nominal que alcanzan los derivados es inconcebiblemente elevada: el 2009 suman 605 billones de dólares. Es decir, 605 millones de millones de dólares.
Ello equivale a más de diez veces el producto interno bruto (PIB) del mundo, que debe andar por los 60 billones de dólares y 42 veces el PIB de los EE.UU., que es de aproximadamente 14 billones.
También es impresionante su caída durante la crisis: entre su máximo de 680 billones el 2007 cayeron a 547 billones el 2008, es decir, se contrajeron en más de 130 billones de dólares en un año, casi ¡diez veces el PIB estadounidense!
¿Que son los derivados? Contratos entre particulares para garantizar determinadas cuestiones. El mayor número - más de 435 billones de dólares - son contratos que garantizan la estabilidad de tipos de interés. Le siguen a mucha distancia los contratos que garantizan la estabilidad del tipo de cambio.
En ambos casos, los "compradores" del derivado toman una especie de seguro con el "vendedor" del mismo, que se compromete a cubrir las variaciones que pueden experimentar estas variables en un plazo determinado.
Por ejemplo un exportador de frutas chileno puede asegurarse de este modo contra las exageradas fluctuaciones en el valor del peso chileno en el curso de una temporada. De ese modo puede saber más o menos a ciencia cierta cuantos pesos va a recibir cuando le liquiden sus ventas en dólares. Si el dólar baja del nivel garantizado, pierde el que le "vendió" el derivado, que tiene que poner la diferencia en pesos. Al revés, si el dólar sube, el otro gana el excedente en pesos por encima del tipo de cambio garantizado.

Otro número impresionante de derivados - 36 billones de dólares - garantiza los bonos que emiten las empresas. Es decir, son seguros contra la posibilidad que el emisor del bono deje de pagarlo.

Claro que esta sideral masa de derivados se esfuma en gran parte cuando se compensan unos con otros. Precisamente, el Financial Times publica en diagrama en una nota referida a las conversaciones para establecer una cámara central de compensaciones en cada país, que permita controlar estos contratos.

El valor nominal de los contratos de derivados representa el total de las transacciones aseguradas - el valor total de la fruta exportada en el ejemplo - y no el valor que realmente interesa a los que originan el contrato, que es el diferencial que le tienen que compensar al que "compra" el seguro, o el beneficio que obtiene el que "vende" si el diferencial resulta en su favor.

El valor nominal de los contratos se multiplica adicionalmente porque los que "venden" a su vez se ponen a resguardo contratando seguros similares con otros "vendedores" y éstos con terceros y así sucesivamente. De este modo se alcanzan las absurdas cifras nominales arriba reseñadas.

Corregidas por estos factores el monto de transacciones reales que generan estos contratos se reduce enormemente. Además, como normalmente se compensan unos hacia arriba y otros hacia abajo, muchas veces los diferenciales se anulan completamente.

Con todo, la cifra neta de compromisos derivados de estos contratos resulta igualmente enorme: 25,3 billones de dólares según la estimación del Banco Internacional de Pagos (FT 12/11/2009).
La cámara central de compensaciones permitiría asimismo ver cual es la exposición neta real de los "vendedores" de estos papeles. Por ejemplo, la gigantesca aseguradora estadounidense AIG fue llevada a la quiebra por una pequeña filial que operaba en Londres, que se dedicó a garantizar mediante contratos de este tipo a toda suerte de otros derivados como las tortas de hipotecas "subprime."

La Cámara de Representantes de los EE.UU. acaba de aprobar una primera legislación a este respecto, que limita el que los bancos - que profitan intermediando este gigantesco volumen de negocios -, sean a su vez los propietarios de las cámaras de compensación.

Sin embargo, todo el asunto sigue todavía en pañales, al igual que toda la nueva regulación financiera que está surgiendo de la crisis.

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