Centros financieros y chantajes globalizados
Amigos en los malos tiempos
A principios de la década de 1960 el estatus de Londres como centro financiero estaba en suave declive, lo que reflejaba la importancia decreciente de Gran Bretaña en la economía global. Entonces el gobierno estadounidense impuso servicialmente la Regulación Q y el Impuesto de Igualación de Tipos de Interés, dos medidas que estimularon a los inversionistas a mantener una buena cantidad de sus dólares en el extranjero. Londres se convirtió en el centro del llamado euromercado, lo que atrajo a más bancos internacionales que Nueva York.
A pesar del clima terrible y la decrépita infraestructura de transporte, Londres ha seguido luchando como centro financiero. La ciudad aumentó su masa crítica en experiencia legal, contable y de administración de fondos, y grandes bancos de inversión estadounidenses tales como Goldman Sachs incrementaron firmemente su presencia. Londres no es sólo el centro financiero predominante de Europa.
Antes de la crisis crediticia, eran habituales las afirmaciones que la capital británica reemplazaría a Nueva York como el centro financiero del mundo.
Esa afirmación suena bastante hueca ahora, gracias a un cambio en el clima político y regulador. "La posición de Londres como un centro financiero está ahora bajo amenaza", asegura Robin Bowie, de Dexion Capital. Se estableció un impuesto especial a las primas de los banqueros, además de una próxima tasa impositiva del 50% a aquellos de altos ingresos, reglas de pensiones que crean tasas impositivas marginales y algunas palabras nada de amistosas de Adair Turner, jefe del regulador financiero de Gran Bretaña.
Una encuesta entre los suscriptores de Bloomberg en octubre encontró que Gran Bretaña había bajado al tercer lugar después de Singapur como el sitio con más probabilidades de ser el mejor centro financiero dentro de dos años. Un estudio de ejecutivos este mes que realizó Eversheds, una firma legal, encontró que Shanghai podía dar alcance a Londres dentro de los próximos 10 años.
Para aquellos afectados es la naturaleza arbitraria de los cambios tributarios lo que los ha desconcertado. "Siempre ha existido la creencia que Gran Bretaña lo consigue", señala Simon Ruddick, de Albourne Partners, una consultora de fondos de cobertura. "Con eso quiero decir que cualquier impuesto que se recaude entre los non-doms nómades, los administradores itinerantes de fondos de cobertura y banqueros con sueldos excesivos es todo maná fiscal caído del cielo".
Hasta ahora, Heathrow no se ha llenado con financistas que huyan del país (si el personal de British Airways y Eurostar se declara en huelga, tal vez sea difícil para ellos dejar el país). Pero a la gente le toma tiempo ajustar sus planes. Un estudio de analistas financieros en septiembre que realizó CFA Institute encontró que el 20% esperaba dejar Gran Bretaña durante el próximo año.
Los bancos británicos informan que desde que se anunció el impuesto a las primas, los rivales extranjeros han lanzado intentos enérgicos por cazar furtivamente a esa gente, utilizando impuestos más bajos como un aliciente. Un emprendedor de origen francés residente en Londres cuenta que tiene una carta sobre su escritorio del gobierno francés, en la que le ofrece un límite a sus impuestos si trae su negocio de vuelta a casa. Cree que es una "alerta roja" para Londres, que tiene una gran base de "franceses exiliados".
Tullett Prebon, una firma de corretaje, está ofreciendo a su gente la posibilidad de reubicarse fuera de Gran Bretaña, y observa que muchos habían expresado su inquietud por la "mayor incertidumbre por el futuro del régimen tributario".
Es probable que los fondos de cobertura, siempre las firmas más móviles, estén a la vanguardia de algún éxodo. BlueCrest Capital Management, importante grupo británico de fondos de cobertura, está estableciendo una oficina en Ginebra. Odey Asset Management, otro gigante de los fondos de cobertura, señala que está en el proceso de establecer una operación suiza, aunque es poco probable que deje del todo Gran Bretaña.
Impulsar a los ricos al extranjero tal vez satisfaga una necesidad política de venganza, pero podría dañar a los contribuyentes al final. El gobierno británico estima que el 1% superior de todos los contribuyentes (muchos de quienes trabajan en finanzas o industrias afines) pagará el 24,1% de todos los ingresos provenientes del impuesto a la renta en 2009-10, mientras el 5% superior pagará el 43% del total.
Una gran declinación en la recaudación tributaria no provendría de la partida de los pocos administradores de fondos de cobertura, sino de la pérdida de un gran banco. No hay señales de esto todavía. El jefe ejecutivo de HSBC está trasladando su oficina principal a Hong Kong en febrero, pero esta decisión es por "razones estratégicas" e implica sólo 12 a 15 personas. El banco señala que no hay "planes actuales" de trasladar la sede central del grupo en general. Pero tal vez sea un error asumir que ningún banco grande va a dejar Gran Bretaña.
Algunas de las quejas de los financistas de Londres son demandas especiales. Es más fácil amenazar con dejar el país que hacerlo realmente. Pero esas amenazas no se deberían tomar a la ligera. El estatus de la ciudad como un centro financiero no es un regalo de Dios.
Etiquetas: giordano bruno y la magia financiera
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