domingo, 3 de octubre de 2010
martes, 20 de abril de 2010
EE.UU., tras acusar a Goldman, analiza otras firmas de Wall Street
EE.UU., tras acusar a Goldman, analiza otras firmas de Wall Street
En el centro de la investigación se encuentran los CDO, instrumentos de deuda garantizada.
Carrick Mollenkamp, Serena Ng, Scott Patterson y Gregory Zuckerman La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) investiga una serie de acuerdos con valores hipotecarios orquestados por algunos de los mayores nombres de Wall Street con el fin de determinar si los inversionistas recibieron la información apropiada. La SEC acusó el viernes a Goldman Sachs Group Inc. de cometer fraude civil.
El caso de fraude de valores presentado contra Goldman Sachs reveló un secreto a voces en Wall Street. Cuando el mercado inmobiliario comenzó a mostrar grietas hace unos años, algunas firmas financieras importantes diseñaron productos que buscaban permitir que clientes clave, como los fondos de cobertura, apostaran a un colapso del sector.
Entre las firmas que estructuraron instrumentos hipotecarios que pronto perdieron la mayor parte de su valor figuran Deutsche Bank AG, UBS AG y Merrill Lynch & Co., que ahora está en manos de Bank of America Corp. Se desconoce si la SEC también investiga alguna de estas transacciones.
Los acuerdos les reportaron a estas firmas comisiones totales superiores a US$1.000 millones, afirman corredores. Los inversionistas que compraron estos instrumentos a menudo sufrieron cuantiosas pérdidas. Ahora, las demandas privadas, junto al caso civil contra Goldman, arrojan un poco de luz sobre la estructura de algunas de estas operaciones.
Esos polémicos acuerdos contribuyeron al cuasi colapso de American International Group Inc., que había asegurado por lo menos US$1.000 millones de valores emitidos por las firmas de Wall Street en 2005 que fueron ensamblados con la participación de fondos de cobertura, según documentos a los que tuvo acceso The Wall Street Journal y personas al tanto. El gobierno estadounidense acabó por rescatar a AIG.
Los inversionistas que compraron estos valores -y apostaron a que los precios de las viviendas se mantendrían altos- salieron perjudicados.
Robert Khuzami, director de aplicación de normas de la SEC, afirmó el viernes que la agencia analizará con detenimiento acuerdos similares a los de Goldman realizados por otras firmas de Wall Street, aunque no queda claro qué transacciones tiene bajo la mira.
Instrumentos cuestionados
En el epicentro del escrutinio de los reguladores están las obligaciones de deuda garantizadas, más conocidos como CDO. Estos son valores respaldados por grandes paquetes de bonos hipotecarios y otros activos, incluyendo complejos derivados cuyo precio se basa en el desempeño de estos bonos.
En las postrimerías del auge inmobiliario en EE.UU., algunos fondos de cobertura trabajaron con los bancos para crear CDO que les permitirían apostar a una caída del mercado de bienes raíces. En algunas ocasiones, los fondos de cobertura compraron seguros contra cesaciones de pagos, llamados CDS, cuyo valor sube si los bonos, y por ende los CDO, se debilitan.
En la estructura de Goldman en el centro de la acusación de la SEC, las firmas de calificación de riesgo rebajaron 99% de los valores hipotecarios subyacentes para enero de 2008.
Algunos de los CDO creados por Deutsche Bank, Merrill Lynch y UBS se desplomaron apenas meses después de ser creados. Para enero de 2008, las calificadoras de riesgo también habían rebajado la mayoría de los activos que conformaban estos instrumentos, según informaron analistas.
Los corredores y banqueros de Deutsche Bank estuvieron en alerta por problemas en el sector inmobiliario a partir de septiembre de 2005, antes del derrumbe del mercado. En ese entonces un prestigioso analista redactó un informe en el que advertía sobre las pérdidas que se avecinaban en el mercado de hipotecas de alto riesgo o subprime.
Entre 2005 y finales de 2006, la filial estadounidense de valores del banco alemán creó varios CDO que ofrecieron protección sobre bonos hipotecarios contra los cuales algunos fondos de cobertura, que eran clientes de la firma, estaban apostando, señalan fuentes cercanas.
Uno de esos fondos de cobertura era Paulson & Co., ligado a John Paulson, que también habría participado en la selección de activos del CDO de Goldman Sachs, según la acusación de la SEC.
Un portavoz de Deutsche Bank señaló que todos los inversionistas que participaron en estos acuerdos, no sólo Paulson, ofrecieron sus ideas acerca de los activos hipotecarios que iban a respaldar los CDO. Un vocero de Paulson, en tanto, aseveró que "cada uno de los CDO sintéticos tiene una parte que apuesta a favor y otra que apuesta en contra".
Goldman, Deutsche Bank, UBS y Merrill defendieron con firmeza las transacciones, que a menudo se arreglaron de forma privada y no cotizaron en una bolsa. Las firmas sostienen que revelaron las inversiones implicadas y que los inversionistas eran lo suficientemente sofisticados para conocer los riesgos.
Goldman niega las acusaciones de la SEC, al decir que brindó toda la información y que no tenía obligación de decirles a los compradores quiénes eran los vendedores de los polémicos instrumentos.
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viernes, 5 de marzo de 2010
noticia del 2007.... ¿nadie sabía de la crisis?
Afirmarse los Pantalones (*)
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sábado, 2 de enero de 2010
Centros financieros y chantajes globalizados

Amigos en los malos tiempos
A principios de la década de 1960 el estatus de Londres como centro financiero estaba en suave declive, lo que reflejaba la importancia decreciente de Gran Bretaña en la economía global. Entonces el gobierno estadounidense impuso servicialmente la Regulación Q y el Impuesto de Igualación de Tipos de Interés, dos medidas que estimularon a los inversionistas a mantener una buena cantidad de sus dólares en el extranjero. Londres se convirtió en el centro del llamado euromercado, lo que atrajo a más bancos internacionales que Nueva York.
A pesar del clima terrible y la decrépita infraestructura de transporte, Londres ha seguido luchando como centro financiero. La ciudad aumentó su masa crítica en experiencia legal, contable y de administración de fondos, y grandes bancos de inversión estadounidenses tales como Goldman Sachs incrementaron firmemente su presencia. Londres no es sólo el centro financiero predominante de Europa.
Antes de la crisis crediticia, eran habituales las afirmaciones que la capital británica reemplazaría a Nueva York como el centro financiero del mundo.
Esa afirmación suena bastante hueca ahora, gracias a un cambio en el clima político y regulador. "La posición de Londres como un centro financiero está ahora bajo amenaza", asegura Robin Bowie, de Dexion Capital. Se estableció un impuesto especial a las primas de los banqueros, además de una próxima tasa impositiva del 50% a aquellos de altos ingresos, reglas de pensiones que crean tasas impositivas marginales y algunas palabras nada de amistosas de Adair Turner, jefe del regulador financiero de Gran Bretaña.
Una encuesta entre los suscriptores de Bloomberg en octubre encontró que Gran Bretaña había bajado al tercer lugar después de Singapur como el sitio con más probabilidades de ser el mejor centro financiero dentro de dos años. Un estudio de ejecutivos este mes que realizó Eversheds, una firma legal, encontró que Shanghai podía dar alcance a Londres dentro de los próximos 10 años.
Para aquellos afectados es la naturaleza arbitraria de los cambios tributarios lo que los ha desconcertado. "Siempre ha existido la creencia que Gran Bretaña lo consigue", señala Simon Ruddick, de Albourne Partners, una consultora de fondos de cobertura. "Con eso quiero decir que cualquier impuesto que se recaude entre los non-doms nómades, los administradores itinerantes de fondos de cobertura y banqueros con sueldos excesivos es todo maná fiscal caído del cielo".
Hasta ahora, Heathrow no se ha llenado con financistas que huyan del país (si el personal de British Airways y Eurostar se declara en huelga, tal vez sea difícil para ellos dejar el país). Pero a la gente le toma tiempo ajustar sus planes. Un estudio de analistas financieros en septiembre que realizó CFA Institute encontró que el 20% esperaba dejar Gran Bretaña durante el próximo año.
Los bancos británicos informan que desde que se anunció el impuesto a las primas, los rivales extranjeros han lanzado intentos enérgicos por cazar furtivamente a esa gente, utilizando impuestos más bajos como un aliciente. Un emprendedor de origen francés residente en Londres cuenta que tiene una carta sobre su escritorio del gobierno francés, en la que le ofrece un límite a sus impuestos si trae su negocio de vuelta a casa. Cree que es una "alerta roja" para Londres, que tiene una gran base de "franceses exiliados".
Tullett Prebon, una firma de corretaje, está ofreciendo a su gente la posibilidad de reubicarse fuera de Gran Bretaña, y observa que muchos habían expresado su inquietud por la "mayor incertidumbre por el futuro del régimen tributario".
Es probable que los fondos de cobertura, siempre las firmas más móviles, estén a la vanguardia de algún éxodo. BlueCrest Capital Management, importante grupo británico de fondos de cobertura, está estableciendo una oficina en Ginebra. Odey Asset Management, otro gigante de los fondos de cobertura, señala que está en el proceso de establecer una operación suiza, aunque es poco probable que deje del todo Gran Bretaña.
Impulsar a los ricos al extranjero tal vez satisfaga una necesidad política de venganza, pero podría dañar a los contribuyentes al final. El gobierno británico estima que el 1% superior de todos los contribuyentes (muchos de quienes trabajan en finanzas o industrias afines) pagará el 24,1% de todos los ingresos provenientes del impuesto a la renta en 2009-10, mientras el 5% superior pagará el 43% del total.
Una gran declinación en la recaudación tributaria no provendría de la partida de los pocos administradores de fondos de cobertura, sino de la pérdida de un gran banco. No hay señales de esto todavía. El jefe ejecutivo de HSBC está trasladando su oficina principal a Hong Kong en febrero, pero esta decisión es por "razones estratégicas" e implica sólo 12 a 15 personas. El banco señala que no hay "planes actuales" de trasladar la sede central del grupo en general. Pero tal vez sea un error asumir que ningún banco grande va a dejar Gran Bretaña.
Algunas de las quejas de los financistas de Londres son demandas especiales. Es más fácil amenazar con dejar el país que hacerlo realmente. Pero esas amenazas no se deberían tomar a la ligera. El estatus de la ciudad como un centro financiero no es un regalo de Dios.
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regular la información financiera que los medios dan sin fuente
Ferreiro aboga por regular la información financiera que los medios dan sin fuente
Explica que tan importante como combatir el uso de información privilegiada es prohibir la manipulación del mercado, que puede generarse por noticias que, por ejemplo, inflen el precio de alguna acción.
Victoria Reyes P.
Para el ex ministro de Economía y ex Superintendente de Valores y Seguros, Alejandro Ferreiro, la regulación de nuestro mercado financiero aún requiere varios perfeccionamientos. Para partir, insiste en la necesidad de regular la actividad de los medios de comunicación en el ámbito de la información sobre las acciones. Esta y otras ideas las expuso ante la comisión investigadora por el mercado de valores, y explicó que cuando los medios llegan a acuerdos para no citar la fuente -más comúnmente conocido como el "off the record"-, se generan noticias que pueden afectar el valor de una acción. Y agrega que en otras partes del mundo no hay información financiera respecto de un emisor que no tenga clara identificación de la fuente.
-Usted ha dicho que se requiere impedir las "distorsiones informativas" que producirían los medios de comunicación en los valores de las acciones. ¿A qué se refiere?
"Hay un riesgo que no se ha ponderado ni tratado, y que resulta de la difusión de noticias sobre un emisor de acciones o bonos, donde el medio en general no cita la fuente de la empresa. Esta fuente habla de las proyecciones de utilidades o planes de inversión. Esta práctica "off the record" es peligrosa, puesto que se puede manipular el mercado para el efecto que pudiese tener esa noticia entre los potenciales inversionistas. Hay que tener ojo; alguien puede hacer querer bajar el precio de una acción difundiendo un rumor negativo, particularmente si está en posición de venta corta. En consecuencia, el no revelar la fuente tratándose de emisores de tipo de oferta pública es una práctica riesgosa; por tanto, la recomendación y el estándar internacional en la materia apuntan a que toda citadora referencial al valor de una acción sea realizado citando expresamente la fuente. De hecho, en algunas partes del mundo hay responsables de la comunicación institucional de la empresa y ellos dan a conocer esa información".
-¿Por qué es tan importante para efectos de la transparencia en el mercado que la fuente hable con "nombre y apellido"?
"Pues de esa forma se puede controlar el riesgo de manipulación de mercado. Por ejemplo, si "una fuente de la empresa" dice que descubrieron una mina de oro bajo la compañía, al otro día nadie sabe quién lo dijo pues el periodista guarda la fuente, pero el valor de la acción sube mucho, y muchos se aprovechan de eso. Es una manipulación de mercado eventualmente impune. Pero es muy distinto decir que el gerente de finanzas lo dijo, ya que en ese caso el riesgo de manipulación de mercado disminuye y si hubo manipulación, la persecución del responsable se hace más fácil".
-Usted planteó estas ideas frente a la comisión investigadora creada a propósito de la compra del uno por ciento de LAN por parte del presidenciable Sebastián Piñera. ¿El impedir que los medios publiquen este tipo de información sin citar la fuente es tan importante como el regular el uso de información privilegiada?
"El uso de información privilegiada es una figura hermana a la manipulación de mercado, ya que en ambos casos se afecta la equidad en las transacciones de los valores, y se impacta la fe pública en el mercado de valores. Y el uso de información privilegiada es tan relevante como la manipulación de mercado -que tiene que ver con difusión falsa o tendenciosa-, entonces debería merecer la importancia y regulación debida. Yo digo que una de las prácticas que favorecen esta manipulación es difundir noticias sin citar la fuente".
-También propuso establecer un blackout o período obligatorio de abstinencia de compra o venta de acciones para aquellas personas que conforman el entorno de la empresa y que puedan tener información privilegiada. ¿Es igualmente importante?
"Dado que por definición se considera privilegiada la forma de regular la información de los estados financieros, simplemente hablo de prohibir la compra y venta a las personas que están en el entorno, el tiempo que media entre que se empiezan a conocer los antecedentes de los estados financieros hasta su divulgación al mercado. Eso nos evitaría muchos problemas, es una norma simple, clara y práctica. Pero alguien puede necesitar vender o querer comprar, y en ese caso se puede avisar 24 o 48 horas antes de su decisión para que el mercado lo sepa. En definitiva, creo que la regulación aún admite perfeccionamientos. En el caso de LAN, efectivamente hubo una diferencia en considerar que la información de los estados financieros era por definición información privilegiada. En ese sentido, respecto de mi práctica, hay una mirada distinta, pero en algunos casos en los que participé evaluamos que si esos estados financieros alteraban predicciones que el mercado tenía sobre el valor de una acción, sólo en ese caso consideramos que el haber obtenido esa información y el haber transado con ella constituía una ventaja indebida".
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martes, 29 de diciembre de 2009
La política en manos de los mercanchifles
La política en manos de los mercanchifles
Uno de los axiomas básicos de la economía es que los recursos son escasos y las necesidades, infinitas. Eso lo saben por experiencia quienes diariamente deben optar por más pan o pagar la tarjeta BIP. Otro axioma de la democracia es que la conducen “las mayorías”, es decir, los candidatos que consiguen más votos.
En las sociedades democráticas y de mercado, sustentadas en la libre elección, tanto de productos como de autoridades, ambos axiomas dan como resultado una transfiguración de la política. Por lo general pierde el dirigente que conduce mediante promesas poco luminosas de país posible, y ganan quienes ofrecen lo que “la gente necesita”, pues en la brega entre los intereses particulares y nacionales, tienden a sobreponerse los primeros. Esto es natural, porque las personas evitan el dolor de la escasez y maximizan el agrado de la difícil abundancia.
Surgen así dos tipos de políticos. Unos deseables para el desarrollo nacional, aunque impopulares, que informan a sus pueblos sobre la realidad de los recursos sociales y proponen soluciones viables, para conseguir objetivos de largo plazo; otros, muy populares, que presentan soluciones para “todos los problemas, ahora”, aunque cuando gracias a sus promesas consiguen la guitarra, estén obligados a tocar al ritmo de la dura realidad de los recursos disponibles.
Chile ha asistido a ambos tipos de liderazgo: políticos responsables que, conocedores de la realidad y sus imposiciones, advierten desde la partida que las necesidades infinitas de los votantes no pueden resolverse de un plumazo y ofrecen un país menos glamoroso, pero posible y financiado, conduciendo a la gente racionalmente hacia sus objetivos. Otros, que utilizando las técnicas de manipulación de los mercados, sondean los deseos de sus electores y según lo que aquellos exigen, diseñan programas que “solucionan todo”, atrayendo así simpatías inexpertas. Pero una vez en el poder, parafraseando a Juan Pablo II, la realidad es más fuerte y el programa “a la medida” se deshace como la espuma.
Mientras la mercadotecnia siga siendo instrumento de la política, los sectores indocumentados tenderán a votar por los que hacen mejor uso de ella, creyendo aún, ingenuamente, que “todo es posible” y que los recursos estatales son infinitos.
Tras la desilusión, previsible, viene el descrédito y la desconfianza. Políticos buenos y malos se desprestigian y los electores, cuyos intereses personales no pudieron ser satisfechos, se alejan de la política y los políticos y terminan desvalorando la propia democracia. Se abren las puertas a “salvadores” de toda naturaleza que enarbolan un “nuevo orden” para barrer con la “política corrupta”. Vuelven los aplausos, pero a poco andar, el nuevo orden se enfrenta a la realidad y el “salvador” tampoco cumple. Se esperaría que la gente aprenda. Pero aquello es imposible, porque pocos líderes políticos se arriesgan a la verdad y la derrota. Entonces el país se corrompe: los recursos escasos se distribuyen discrecionalmente, con preferencia de “los nuestros”, y la política se transforma en campo de batalla.
Esa “corrupción” tiene como uno de sus principales detonantes a la mercadotecnia trasladada a la política. Los políticos ya no conducen hacia realidades posibles, sino mediante encuestas, sondeos y focus group que detectan lo que “la gente quiere” para ofrecerlo irresponsablemente a cambio de voto ignaro. La propuesta inteligente, coherente del dirigente responsable cae en descrédito, es desabrida y sin pimienta, porque “es apenas lo posible”.
Por eso nadie dice que habría que desconfiar de un candidato que ofrece más protección social junto a un alto crecimiento, porque aquel, en su fuero interno, sabe que con más gasto del Estado, el crecimiento del PIB será más lento: en efecto, los recursos finitos que van a proyectos sociales (impuestos e ingresos del Estado vía Codelco y otras empresas) tienen rentabilidad económica inferior a corto plazo a la que podría extraerle el sector privado. Se disminuye así el incremento del capital y del producto.
Nadie se atreve tampoco a decir que no se puede promover una estrategia exportadora y al mismo tiempo, generar un mayor consumo, puesto que un dólar alto y estable encarece las importaciones, disminuyendo el poder de compra interno, aunque, por cierto, asegura que las empresas exportadoras sigan creciendo y ofreciendo más y mejor empleo, haciendo crecer al país más rápido. Tampoco se dice que no se pueden gastar todos los recursos del cobre ahorrados en dólares, porque, al traerlos a Chile, o tendremos una caída del tipo de cambio, afectando a los exportadores o aumentaremos la inflación, incidiendo en el poder de compra.
Para que hablar de la negociación en Codelco. Los trabajadores de la empresa estatal (teóricamente de todos los chilenos) rechazaron un bono por $11.5 millones y un crédito por $3 millones. La cifra permitiría entregar, con cada uno de los bonos, 23 mil almuerzos a igual número de estudiantes de escasos recursos. Pero la mercadotecnia política nos recomienda decir que se puede y deben pagar esos bonos y al mismo tiempo mejorar las raciones de los estudiantes más pobres. También exhorta a aceptar exigencias sobre deudas históricas y, en fin, a “eliminar la pobreza” mediante bonos y subsidios (como si la pobreza fuera un problema de dinero).
Pero no importa. De lo que se trata es ganar la elección. Sólo que una vez en el poder, las promesas no se pueden cumplir, como ya lo han mostrado por años quienes han tomado la guitarra, reiterando el circuito de la desilusión. Chile, no obstante sus US$ 14 mil per cápita actuales, no solo tiene mala distribución del ingreso, sino una peor distribución del conocimiento. Sin conocimiento, los ciudadanos son víctimas fáciles del engaño, especialmente si se usan las técnicas de venta en política.
Mientras la mercadotecnia siga siendo instrumento de la política, los sectores indocumentados tenderán a votar por los que hacen mejor uso de ella, creyendo aún, ingenuamente, que “todo es posible” y que los recursos estatales son infinitos. No basta la evidencia de la virtual quiebra de varios municipios, de Cenabast, Conadi y otras reparticiones públicas; no basta el inicio de un nuevo período de déficits fiscales; ni la caída de la productividad y lento crecimiento de la economía. Las evidencias de que los recursos no alcanzan parecen invisibilizarse durante períodos electorales. Por eso siguen ganando la conducción del Estado quienes mejor “doran la píldora” y ofrecen más y más soluciones a las necesidades de la gente.
No nos debería extrañar, pues, que, tras las muchas decepciones producto del choque entre promesa y cumplimiento, a más de la mitad de los chilenos le importe un bledo la democracia y que sobre 3 millones de jóvenes no voten, ni estén inscritos en los registros electorales. Saben que, en lo fundamental, cada cual se rasca con sus propias uñas, lo que si bien es un paso en la dirección correcta, se ha dado a través del desprecio a la política y no gracias a una mayor conciencia ciudadana.
Por eso, mientras los mercadólogos definan las elecciones y los dirigentes políticos no retomen la verdadera vocación de servicio público, liderando ideas posibles, de modo coherente, informado y consistente, la desidia ciudadana continuará in crescendo. Los destinos del país, en tanto, seguirán en manos de buen número de políticos-mercanchifles que fundan su accionar en ese tradicional lema comercial de que “el cliente tiene la razón”. Así, nos aseguramos de mantener una democracia inmadura y que el desarrollo como meta del Bicentenario –no obstante el ingreso a la OCDE-, siga delante nuestro por muchos años más.
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miércoles, 27 de mayo de 2009
giordano bruno y la magia financiera
¿Quo vadis crisis?
Por Alexander Schubert*
A lo largo del mundo, los gobiernos están tratando de contrarrestar la crisis económica mediante el intervencionismo estatal. Lo mismo sucedió después de la Gran Depresión del siglo pasado. Pero ahora lo hacen desde un nivel de participación en el producto interno (PIB) muchísimo más alto, y después de una acumulación de deudas incomparablemente mayor. Ahora se trata no sólo de compensar la pérdida de empleo e ingresos del sector privado. Se trata también y primordialmente de rescatar el valor de la riqueza acumulada en el sistema financiero durante los últimos decenios. Cual serpiente hambrienta, es casi seguro que los Estados se atoren en el intento.
Las actuales estrategias anticrisis están dirigidas fundamentalmente a compensar mediante recursos y crédito público la desvalorización de los activos financieros. Supuestamente, para parar la caída o paralización de la actividad económica y del comercio mundial, es primordial salvar las empresas financieras (bancos, seguros, fondos). Estas están amenazadas de colapsar por la caída de los precios de los papeles que constituyen sus activos. De materializarse la amenaza, se contraería el crédito de forma casi absoluta. Dado el alto nivel de financialización de la economía, ello significaría una pérdida casi completa del capital de la mayoría de empresas no sólo financieras, sino productivas y de servicios. El capitalismo se quedaría sin una buena parte no sólo de su crédito, sino de su capital. El nivel de actividad económica tendría que bajar a niveles muy inferiores a los actuales.
Aunque ya antes se sabía, lo que ha quedado demostrado por la actual crisis es la importancia que adquirieron en los decenios pasados los símbolos de valores supuestamente reales, pero de hecho inexistentes, como acciones, bonos y otros instrumentos de renta fija o variable. El valor de estos símbolos se confundió con su precio. Cuando este subía, todo el mundo pareció enriquecerse, y el crédito se ofrecía cual prostituta a los dueños de la nueva riqueza. Cuando bajaba, no importaba, porque como en el cuento de Ricitos de Oro la economía tendería al equilibrio. Cada vez más capital y ahorros privados buscaron hacer ganancias en el comercio de estos papeles. El correlato fue un aumento espectacular del bienestar financiado con deudas. Ahora la mayor parte de esos papeles no vale nada, porque no se puede esperar flujos financieros futuros basados en ellos. Los osos se comieron a Ricitos.
Desesperadamente se busca, por eso, sustituir los mecanismos del mercado incapaces de fijarle precio a esta riqueza imaginada por resoluciones administrativas supuestamente capaces de hacerlo. Para ello incluso se han cambiado las leyes y reglamentos de valoración de activos financieros. Además, se están ampliando los balances de los bancos centrales, sin respaldo legal alguno y totalmente al contrario de la ideología prevaleciente hasta hace no poco. También se están comprando acciones y bonos de empresas a precios artificiales, con grandes pérdidas para los Estados.
Esta situación crea un grave dilema no sólo económico, sino social y político. ¿Qué papeles comprar y cuáles no? ¿Cómo financiar esta compra? ¿Cómo administrar los bienes que se van adquiriendo? La legitimidad de los Estados se juega en este asunto. Es completamente ilusorio comprarlos todos, porque su valor nominal excede en varias veces el PIB mundial. Para adquirir estos papeles, los Estados deben poner en circulación los suyos. Es decir, deben aumentar su propia deuda. Ella está subiendo de manera explosiva. Los agentes estatales deben integrarse a directorios de empresas privadas semi o totalmente socializadas. Nadie sabe qué harán allí y es poco probable que algún Parlamento llegue algún día a saberlo. Veremos cómo la Justicia resuelve las decenas de litigios que habrán de producirse. Lo más probable es que colapse totalmente.
Mucha de la riqueza imaginaria creada en los últimos decenios está definitivamente perdida. Y la riqueza que actualmente se está invirtiendo en bonos estatales también. Los respectivos papeles van a desaparecer del mercado. Las pérdidas para empresas y hogares serán enormes. La destrucción de capital y ahorros de los hogares sacará de circulación un buena parte de la demanda que ha sostenido el crecimiento económico mundial en los años recientes. Será necesario reajustar todo el aparato productivo a una demanda menor. Tanto el empleo como los ingresos disminuirán por un largo período. El comercio mundial disminuirá drásticamente y con ello la estructura productiva basada en él sufrirá las consecuencias. El andamiaje del derecho internacional creado para facilitarlo ya está sufriendo agudas grietas.
Va quedando así cada vez más en evidencia que un modelo de acumulación en el que la producción de riqueza está íntimamente asociada a la producción de las deudas y profundos desequilibrios económicos, puede funcionar un cierto tiempo, pero no eternamente. El error de creer lo último lo han cometido muchos, desde Max Weber hasta teóricos contemporáneos de menor monta, para qué hablar de los operadores de este sistema, que sí hicieron su pingüe negocio con todo esto.
El intento del capitalismo por crear nuevas formas de riqueza ha terminado en un rotundo fracaso. Y habrá que esperar largamente hasta que se le ocurra algo nuevo. En el entretanto, las luchas al interior de las sociedades por asegurar lo que se creía alcanzado, necesariamente se agudizarán. Estados quebrados financieramente no son garantía de estabilidad. Habrá que despedirse de todos los conceptos de "gobernanza" tan en boga hasta hace poco. Bajo estas condiciones, esperar una pronta recomposición del capitalismo en crisis, es una ilusión. Antes habrá de destruirse su propio mito.
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