sábado, 18 de marzo de 2023

La dicotomía de las verdades y el poder

 ¡Hola! ¿Qué tal están todos hoy? Espero que estén listos para un poco de filosofía y humor, porque el texto que tengo aquí es una combinación interesante de ambos. En resumen, se trata de la conclusión de la epistemología moderna de que no hay manera racional de establecer verdades mejores que otras. ¡Pero no se preocupen, no voy a aburrirlos con terminología compleja y tediosa!


Miren, si nada puede ser probado y todo puede ser defendido, ¿no es eso como un juego de "Piedra, Papel o Tijeras"? Es decir, no importa lo que elijamos, siempre hay una respuesta igualmente válida. Y si no podemos poner en números la riqueza del lenguaje cotidiano, ¿qué sentido tiene siquiera intentarlo? Todo esto me hace preguntarme, ¿cómo sabemos que el error experimental se vuelve una curva nueva? ¿Alguien aquí sabe la respuesta? Porque yo no.


Pero lo que sí sabemos es que el poder es quien decide qué es verdad y qué no. Y aunque su existencia objetiva no puede ser convalidada ni refutada, sabemos que está ahí, acechando en las sombras. ¿Quién tiene el poder? ¿Cómo lo ejercen? ¿Hay alguien que realmente esté en control? Estas son preguntas importantes que debemos hacernos, porque como dijo Bateson, la idea del poder social refuerza la corrupción y la codicia. Y no queremos eso, ¿verdad?


Así que tal vez la respuesta sea pensar en nosotros mismos como parte de un ecosistema, donde todos contribuimos al equilibrio sistémico. No es que el amo controle al esclavo, o viceversa. Es una relación de equilibrio, donde cada uno tiene un papel que desempeñar. Tal vez así podamos evitar caer en la dicotomía de "tanto esto como lo otro".


Antes de preguntarnos si una idea es verdadera o falsa, tal vez deberíamos preguntarnos para quiénes es útil. ¿Quiénes se benefician de esta idea? ¿Quiénes son los perjudicados? Y es importante recordar que conocer surge de una base ética, de la objetividad a la responsabilidad. Así que, antes de tomar una posición, asegurémonos de pensar en todas las perspectivas posibles.


Y ahora, para terminar, una pregunta filosófica que me ha estado rondando la cabeza desde que leí este texto: si la roca esculpe al escultor tanto como el escultor a la roca, ¿en qué proporción? ¿Es un 50-50? ¿70-30? ¿O es simplemente una relación simbiótica donde ninguno puede existir sin el otro? ¡Ahí les dejo esa pregunta para reflexionar! ¡Hasta la próxima!

En definitiva, la cuestión de la verdad y el poder en la epistemología moderna es una dicotomía que ha sido objeto de debate por siglos, y cuya respuesta no parece estar próxima. ¿Es el poder el que dicta la verdad, o es la verdad la que legitima el poder? ¿Es posible establecer verdades objetivas que sean mejores que otras?


Ante estas preguntas, algunos optan por una postura conciliadora, afirmando que ambos factores operan en cierta medida en la discusión, sin especificar cuánto influye cada uno. Otros, en cambio, optan por declarar radicalmente ilusorio uno de los polos de la dicotomía, culpando al poder o a la verdad de todos los males.


Sin embargo, quizás una alternativa más fructífera sea la metáfora del ecosistema, en la que el poder y la verdad interactúan en un equilibrio sistémico, cada uno influyendo en el otro y contribuyendo a la organización de la conducta del otro.


Pero antes de entrar en debates abstractos sobre la verdad y el poder, es importante preguntarse para quiénes es útil una idea antes de preguntarse si es verdadera o falsa. El conocimiento surge de una base ética, en la que se debe considerar la responsabilidad que implica la objetividad.


Y, finalmente, al preguntarse quién esculpe a quién, en el caso de la roca y el escultor, queda en el aire la pregunta sobre la proporción en la que uno influye en el otro. 

¿Es la roca quien esculpe al escultor en mayor medida, o es el escultor quien tiene el poder de moldear la roca según su visión? 

Quizás, en última instancia, la respuesta no importe tanto como la pregunta en sí misma, que invita a reflexionar sobre la relación entre el ser humano y su entorno.


En resumen, la dicotomía entre la verdad y el poder en la epistemología moderna es compleja y sin respuesta clara, pero la metáfora del ecosistema y la base ética pueden ofrecer una alternativa más fructífera para abordar estas cuestiones. Y quizás, al final del día, lo importante no sea tanto la respuesta como la pregunta misma y la reflexión que nos invita a hacer sobre nuestra relación con el mundo.


Pero volviendo a nuestra pregunta original, ¿en qué proporción la roca esculpe al escultor y viceversa? Tal vez la respuesta no sea una proporción precisa, sino una interacción compleja y en constante cambio. Es difícil separar completamente la influencia que el escultor tiene sobre la roca y la influencia que la roca tiene sobre el escultor. En cierto sentido, la roca puede ser vista como un colaborador en el proceso creativo, ofreciendo desafíos y oportunidades al escultor.


Esta dinámica de colaboración también se puede aplicar a nuestras interacciones sociales y políticas. En lugar de ver al poder como algo que se ejerce unilateralmente, podemos verlo como un equilibrio sistémico en el que todos los participantes contribuyen a la formación de la dinámica de poder. Al igual que en la relación entre la roca y el escultor, el poder se construye y se transforma en la interacción entre todas las partes involucradas.


Pero, ¿cómo podemos utilizar esta comprensión filosófica en nuestra vida cotidiana? 


En lugar de ver la verdad como algo absoluto y objetivo, podemos verla como una construcción social y colaborativa. En lugar de buscar una verdad única y definitiva, podemos buscar la diversidad de perspectivas y la inclusión de múltiples voces. En lugar de buscar el control absoluto sobre nuestras circunstancias, podemos buscar la colaboración y la interdependencia.

En última instancia, el poder no es algo que se tenga o no se tenga, sino algo que se construye y se transforma en la interacción social. Al reconocer la complejidad de esta dinámica, podemos trabajar juntos para crear un equilibrio más justo y sostenible. Y tal vez, en ese proceso, descubramos verdades más profundas y significativas de lo que podríamos haber imaginado en un enfoque más individualista y reduccionista de la realidad.

En resumen, la filosofía y el humor pueden ser herramientas poderosas para cuestionar nuestras suposiciones y comprender mejor la complejidad de la vida. Al abrazar la incertidumbre y la diversidad, podemos encontrar nuevas formas de colaborar y construir una realidad más justa y sostenible para todos.

Pero, ¿cómo podemos saber qué es útil para quiénes? ¿Quiénes son los beneficiarios y los perjudicados por ciertas ideas o verdades? Aquí es donde la ética y la responsabilidad entran en juego. Debemos tener en cuenta las consecuencias de nuestras ideas y acciones en la sociedad en general y en las personas que nos rodean. No podemos simplemente afirmar una verdad sin tener en cuenta su impacto en los demás.

Es por eso que la filosofía y la reflexión crítica son tan importantes. Debemos cuestionar nuestras propias creencias y las verdades que nos presentan. Debemos considerar cómo las verdades que defendemos afectan a las personas que no comparten nuestra perspectiva.

Y, por supuesto, no podemos olvidar el humor. El humor nos permite ver las cosas desde diferentes perspectivas y cuestionar nuestras propias verdades. El humor nos recuerda que no siempre tenemos la razón y que a veces nuestras ideas son absurdas.

Entonces, tal vez la conclusión de la epistemología moderna no es que no hay manera racional de establecer verdades mejores que otras, sino que debemos ser conscientes de las consecuencias de nuestras verdades y estar dispuestos a cuestionarlas y reevaluarlas continuamente. Y, como dijo Sócrates, la verdadera sabiduría radica en reconocer la propia ignorancia.

Por lo tanto, es importante recordar que la verdad no es absoluta y que siempre hay espacio para el humor, la reflexión crítica y la responsabilidad ética en nuestro proceso de búsqueda de conocimiento. Y en cuanto a la proporción en la que la roca esculpe al escultor y el escultor a la roca, tal vez nunca lo sabremos con certeza, pero podemos seguir buscando la verdad de manera responsable y con un poco de humor.

David Stevenson, Robert Cooper y Fabio Venzi son académicos que han escrito extensamente sobre el arte de la memoria.

David Stevenson, Robert Cooper y Fabio Venzi son académicos que han escrito extensamente sobre el arte de la memoria. Esta antigua técnica, también conocida como el método de loci o el palacio de la memoria, consiste en asociar nueva información con ubicaciones espaciales familiares para recordarla y recordarla mejor.


David Stevenson, un historiador, ha escrito sobre el uso de técnicas de memoria por parte de los antiguos griegos y romanos, así como su uso posterior durante el Renacimiento. Ha argumentado que estas técnicas eran una parte importante de la educación clásica y se usaban no solo para la memorización sino también para el pensamiento creativo y la resolución de problemas.


Robert Cooper, un psicólogo cognitivo, se ha centrado en la neurociencia detrás del arte de la memoria. Ha demostrado que la técnica involucra el uso de varias partes diferentes del cerebro, incluido el hipocampo y la corteza prefrontal, y que puede ser una herramienta poderosa para mejorar la memoria y la función cognitiva.


Fabio Venzi, un artista contemporáneo, ha explorado el arte de la memoria en su trabajo, creando instalaciones y actuaciones que utilizan señales espaciales y sensoriales para captar la memoria de los espectadores. También ha escrito sobre el papel de la memoria en el arte y el potencial del arte para actuar como ayuda para la memoria.


En general, estos académicos han ayudado a iluminar el poder y el potencial del arte de la memoria, mostrando cómo se ha utilizado a lo largo de la historia y cómo sigue siendo relevante en la actualidad.

DIALÉCTICA DE LA CALIBRACIÓN Y LA RETROALIMENTACIÓN

Importa volver a subrayar que la cibernética de la cibernética no exige el abandono de la cibernética simple, no nos insta a desprendernos de nuestros conceptos sobre la retroalimentación simple; más bien, la cibernética de la cibernética es un orden superior de recursión que la cibernética simple - la denominación elegida para ella no es accidental-. La cibernética de la cibernética se ocupa de la homeostasis de la homeostasis, del control del control, de la estabilidad de la estabilidad, del cambio del cambio, y de la retroalimentación de la retroalimentación. Nos proporciona una manera de construir y discernir procesos cibernéticos más complejos merced a órdenes superiores de recursión. Como ya dijimos antes, todos los sistemas y lazos de retroalimentación se asemejan a cajas chinas metidas una dentro de la otra.


El corolario de esta concepción amplia ha sido expresado por Beer (citado en Maturana y Várela, 1980):


Esto significa que toda institución social (en la intersección de varias de las cuales está inserto un individuo cualquiera) se halla inserta dentro de una institución social más amplia, y así recurrentemente; y que todas ellas son autopoyéticas. 

Esto nos explica de inmediato por qué, en cualquier nivel de recursión (desde el individuo hasta la nación), el proceso de cambio, no sólo es difícil sino en verdad imposible, si nos atenemos al sentido cabal de la intención "yo voy a cambiarme a mí mismo por completo". 

La razón es que ese "yo" -ese "eso" autopoyético autocontenido- es un componente de otro sistema autopoyético.... Cualquier individuo que intente reformar su vida dentro de una familia autopoyética no podrá nunca llegar a ser cabalmente su nuevo sí-mismo, porque la familia insistirá en que siga siendo su sí-mismo antiguo (págs. 70-71).

La noción de sistemas envueltos en sí mismos [infolded], al modo de las cajas chinas, indica que cada individuo forma parte de numerosos órdenes de organización - lo cual, desde luego, ha constituido un principio fundamental de la terapia familiar.

Una manera de incursionar en el laberinto del proceso cibernético de orden superior es mediante el empleo de la escala dialéctica que asciende en zigzag entre la forma y el proceso, presentada en la figura f del capítulo 2. 

Recordemos que en ese esquema dialéctico, la columna de la derecha llevaba por título "Descripción del proceso". Anteriormente hemos examinado varios órdenes de proceso en función de la acción simple, la interacción y la coreografía. Traducida al mundo de la cibernética, esta columna debería titularse "Descripción del proceso de retroalimentación".

La columna de la izquierda en la escala dialéctica de la figura 1 se titulaba "Clasificación de la forma". Apuntamos que aquí el observador clasifica la organización del proceso que observa; por ejemplo, proponía que una cierta organización de la conducta era un "juego". 

La dialéctica de la calibración y la retroalimentación es una herramienta útil para construir y discernir procesos cibernéticos más complejos mediante órdenes superiores de recursión. La cibernética de la cibernética se ocupa de la homeostasis de la homeostasis, del control del control, de la estabilidad de la estabilidad, del cambio del cambio y de la retroalimentación de la retroalimentación.

La noción de sistemas envueltos en sí mismos indica que cada individuo forma parte de numerosos órdenes de organización. La clasificación de la forma se convierte en "Clasificación de la calibración", es decir, una especificación de la organización del proceso retroalimentativo.

Mediante la dialéctica de la calibración y la retroalimentación, se pueden construir y discernir diversos órdenes de calibración y retroalimentación cibernéticos. 

Por ejemplo, el control de la temperatura de una vivienda, en su orden más simple de recursión, consiste en un proceso de retroalimentación por el cual el termostato y el aparato de calefacción responden a las diferencias de temperatura. Este lazo cibernético elemental es organizado por la predisposición particular del termostato, denominada "calibración" de la retroalimentación térmica de la vivienda.

La dialéctica de la calibración y la retroalimentación es una herramienta útil para comprender la complejidad de los sistemas autopoyéticos y para entender que cada individuo forma parte de múltiples órdenes de organización.

Giordano bruno y el budismo tibetano

Giordano Bruno fue un filósofo y teólogo italiano del siglo XVI que se destacó por su pensamiento libre y su defensa de la libertad de pensamiento. Bruno fue condenado por la Inquisición y quemado en la hoguera en 1600 debido a sus ideas consideradas heréticas.


En cuanto al budismo tibetano, es una forma de budismo que se desarrolló en el Tíbet y otras partes del Himalaya. Se basa en los textos y enseñanzas del budismo indio, pero también incorpora elementos de la cultura tibetana y de otras tradiciones religiosas locales.


No se sabe con certeza si Giordano Bruno tuvo algún conocimiento del budismo tibetano durante su vida, ya que en su época el budismo en general era poco conocido en Europa. Sin embargo, es posible que Bruno haya estado expuesto a algunas ideas del budismo a través de los escritos de los filósofos neoplatónicos y herméticos, que a menudo estaban influenciados por la filosofía oriental.


En cualquier caso, es difícil establecer una conexión directa entre la obra de Giordano Bruno y el budismo tibetano, ya que son dos tradiciones muy diferentes con orígenes históricos y culturales distintos. Sin embargo, ambos comparten un interés por la exploración de la conciencia y la naturaleza del universo, y en ese sentido pueden encontrarse algunos puntos de contacto y coincidencias en sus respectivas enseñanzas.


Los diagramas de Giordano bruno y los diagramas del budismo tibetano


Giordano Bruno desarrolló una serie de diagramas geométricos para representar sus ideas filosóficas y cosmogónicas, conocidos como los "sigilli" o "sellos". Estos diagramas tenían un fuerte simbolismo y se inspiraron en la geometría pitagórica, la astrología y la filosofía hermética. En general, los diagramas de Bruno se utilizaron para representar las relaciones entre los diferentes elementos del universo y para mostrar cómo el cosmos estaba interconectado y era un todo unificado.


Por otro lado, en el budismo tibetano, se utilizan una serie de diagramas y símbolos para representar conceptos complejos de manera visual. Uno de los diagramas más conocidos es el "mandala", que se utiliza como una herramienta para la meditación y la contemplación. Los mandalas son diseños circulares que representan el universo y están adornados con diferentes símbolos y figuras que representan conceptos importantes del budismo tibetano.


Aunque tanto los diagramas de Giordano Bruno como los del budismo tibetano comparten una naturaleza simbólica y representan conceptos complejos de manera visual, es importante tener en cuenta que cada tradición tiene sus propias ideas y enfoques únicos. Además, mientras que los diagramas de Bruno se utilizaban principalmente para la filosofía y la cosmología, los diagramas del budismo tibetano tienen un enfoque más espiritual y están diseñados para la meditación y la contemplación.


Tanto Giordano Bruno como el budismo tibetano hacen uso de la visualización como una herramienta para la comprensión de conceptos abstractos y para la práctica espiritual.


En el caso de Giordano Bruno, la visualización era un elemento clave de su método de enseñanza, que se basaba en la idea de que el conocimiento se adquiere a través de la experiencia y no solo a través de la razón. Utilizaba imágenes y símbolos en sus diagramas geométricos para representar conceptos abstractos de una manera más concreta y accesible.


Por otro lado, en el budismo tibetano, la visualización es una parte integral de la práctica meditativa y se utiliza para desarrollar la concentración, la claridad mental y la compasión. Los practicantes visualizan diferentes deidades y símbolos en su mente, lo que les permite cultivar cualidades positivas y desarrollar una mayor comprensión de la naturaleza de la realidad.


El arte cristiano de la Memoria

Los primeros padres de la iglesia, incluido San Agustín, fueron entrenados en el arte clásico de la memoria, que se usaba para pronunciar discursos. 

La técnica del palacio de la memoria se usó ampliamente e implicó seleccionar una ubicación, como un edificio, que tuviera características arquitectónicas que pudieran usarse como ayudas para la memoria. El arte cristiano de la memoria se enfocaba en transformar el carácter de uno e incluía el uso de lecciones bíblicas, imágenes y lugares como palacios de la memoria. 

Las imágenes fueron seleccionadas para ser virtuosas y positivas, y su uso podría transformar el carácter de uno de la misma manera que una experiencia significativa. 

El arte cristiano de la memoria se hizo omnipresente en la iglesia, con vidrieras y estatuas utilizadas como material didáctico.