* De vinculis in genere ("De los vínculos en general"), de Giordano Bruno, pertenece a estos escritos oscuros cuya importancia en la historia de las ideas supera de buen trecho la que tienen ciertas obras célebres.
Por la franqueza, e incluso el cinismo, que demuestra en el análisis de su materia, podría compararse al Príncipe de Maquiavelo; además, el tema de las dos obras está emparentado: la de Bruno se interesa por la manipulación psicológica en general, la de Maquiavelo se ocupa más especialmente de la manipulación política.
Pero, ¡qué pálido y ridículo se ve hoy en día al príncipe-aventurero maquiavélico comparado al mago-psicólogo de Bruno! La popularidad del Príncipe ha favorecido su consideración durante sucesivos siglos, y le ha llevado, recientemente, hasta la moderna teoría del "Príncipe" -el partido comunista- lanzada por A. Gramsci. Inédito hasta una fecha tardía, poco leído y siempre mal entendido, el De vinculis in genere es sin embargo el escrito que merecería ocupar, hoy en día, el verdadero y único puesto de honor entre las teorías de manipulación de masas. Sin saberlo, los trusts de inteligencia que dominan el mundo se han inspirado en él: han llevado a la práctica las mismas ideas de Bruno.
Podría existir una cierta continuidad ya que Bruno parece haber ejercido su influencia sobre el movimiento ideológico, a principios del siglo XVII, conocido bajo el nombre de rosacruz, cuya repercusión fue enorme.
Pero por lo que sabemos no ha existido ni antes de Bruno ni después de él, ningún autor que haya tratado esta materia bajo su aspecto religioso o social. De hecho, a nadie se le hubiera ocurrido tratar un tema como éste desde el punto de vista del mismo manipulador, sin poner primero, como principio fundamental de su investigación, algún derecho divino o humano intangible en el nombre del cual la manipulación estaría condenada. En el siglo XIX podemos encontrar, claro está, a unos ideólogos como Karl Marx y Friedrich Engels que creen que la religión es como un "opio para el pueblo". En este sentido, además, sólo repiten un enunciado del De vinculis bruniano donde la religión está considerada únicamente en su calidad de instrumento de manipulación de las masas. Pero, mientras que Marx y Engels tienen unos ideales humanitarios y utópicos,
Bruno no manifiesta ninguna preocupación por salvaguardar la dignidad humana: el único derecho que tiene ante sus ojos no pertenece ni a Dios ni a los hombres, sino al mismo manipulador. Hacia finales del siglo XIX, G. Le Bon sentó las bases de la disciplina más tarde llamada "psicología de las masas". Más tarde, Sigmund Freud la desarrolló en su obra Psicología de las masas y análisis del yo (1921) que tuvo grandes repercusiones.
Pero tanto Le Bon como Freud tenían por objetivo determinar cuáles son los mecanismos psicológicos que actúan dentro de una masa y dirigen su composición, y no
enseñar cómo dominar una masa. La ciencia, con sus escrúpulos de orden moral, se niega a seguir un punto de vista que gustosamente deja a cargo del hombre político (de un Adolf Hitler, autor del Mein Kampf, por ejemplo). Se deja al príncipe lo que le pertenece, aunque después se proteste -como lo hizo Freud- contra los abusos de un Stalin y el "nuevo orden" establecido en la Unión Soviética.
[...]
Para comprender y poner de relieve la actualidad del De vinculis, deberíamos estar informados acerca de la actividad de estos trusts, de los
ministerios de Propaganda; deberíamos poder echar un vistazo a los manuales de las escuelas de espionaje, aunque ya podamos hacernos una idea de lo que contienen viendo lo que, a veces, se trasluce de estas organizaciones cuya finalidad ideal es garantizar el orden y el bienestar común, allá donde ya existe.
[...]
Vemos que l
a magia erótica bruniana se propone ofrecer a un manipulador los medios para que controle a unos individuos aislados así como a unas masas. El supuesto fundamental es que existe un gran instrumento de manipulación: el eros en su sentido más amplio, aquello que se quiere, que va
desde el placer físico hasta las cosas más insospechadas, pasando probablemente por la riqueza, el poder, etc. Todo puede definirse en relación con el eros, puesto que la repugnancia y el odio sólo representan el lado negativo de la misma atracción universal: "Todos los afectos y vínculos de la voluntad se reducen y refieren a dos: la repugnancia y el deseo, o el odio y el amor. Sin embargo, el odio se reduce él mismo al amor, y por ello resulta que el único vínculo de voluntad es el eros. Está demostrado que todos los otros afectos que una persona puede sentir sólo son, tanto formalmente como fundamental y originalmente, amor. Por ejemplo, la envidia es amor de alguien por sí mismo, y no soporta ni la superioridad ni la igualdad del otro; el mismo principio se aplica a la emulación. La indignación es amor por la virtud [...]; el pudor y el miedo [verecundia, timor] no son más que amor por la honestidad y por lo que da miedo. Se puede decir lo mismo para los otros afectos. Por lo tanto, el odio no es más que amor por el contrario o por lo opuesto, y así mismo, la ira sólo es una especie de amor. Para todos aquellos que están destinados a la filosofía o a la magia, es del todo evidente que el vínculo más elevado, más importante y más general pertenece al eros: lo que explica que los platónicos llamaran al amor el gran demonio, daemon magnus" [Giordano Bruno].
Y el libro de Culianu sigue...
"La acción mágica tiene lugar por contacto indirecto a través de sonidos y figuras [...]"...Sonidos y figuras... mmm esto me recuerda a algo.
¡Ah, sí, a la calle, a la televisión, a todo! En la calle figuras eróticas de mujeres y hombres semidesnudos... en la televisión sonidos y figuras no menos cautivadores... y esto sin ponernos muy teóricos, sin ponerse a curiosear algunas tesis teóricas más o menos empíricas-laicas-"científicas"-políticamente-correctas que pudiéramos extraer de estos u otros libros, etc. Qué curioso. Qué sencillo en primera instancia.
¡Vivimos el reinado de la magia!Poniéndonos teóricos digamos que, por lo que llevo entendido,
la empresa bruniana era o pretendía, o descendía, primeramente, digámoslo así, de una capacitación auto-relación, empírica, una ciencia laica, auto-pedagógica, un cuidado-fantasía de uno mismo que permitía, obviamente, además --que por algo no estamos solos--crear y manejar de cierto modo el mundo que te rodeaba. En dicha empresa creo que no se podía separar entre eros, mnemotecnia, magia... No sé si nos lo podemos imaginar, Culianu mismo dice que "el hombre del Renacimiento" no se parece para nada al que ahora nos traemos entre manos.En cuanto a la mnemotecnia es curioso el obvio rechazo de las instituciones escolares a implantar la inteligencia por sistema, rechazo de ciertas técnicas de estudio-lectura-comprensión serias, en las escuelas; obviamente
se nos requiere lo suficientemente tontos, ya que no se puede permitir que de la noche a la mañana cualquiera pueda prepararse una oposición de dieciocho tomos porque básica, inicial y simplemente esté acostumbrado a decirse: tú puedes.Hace pocos días, un "mago moderno", un "endemoniado" de esos que tiene muy desarrollada la memoria, un ser que extirparían nuestros Inquisidores pero que ahora hace su dinero cual una empresa más, en este capitalismo, capacitando a la gente en el "tú puedes", en el "tú existes", en el "te puedes autorrelacionar", inventar relaciones mnemotécnicas, impulsadoras, etc, hace poco, como digo, se quejaba en ese sentido en la radio, y decía que las escuelas rechazaban el poner en cierta práctica unas mínimas técnicas de lectura, etc.
Lógico, la lógica del mundo: por un lado endiosamiento cientifista y una cada vez mayor dependencia que no debiera ser necesariamente fatídica hacia nuestros entes-actantes venidos-puestos-en-escena por "la ciencia", y por el otro una estupidez anti-individual que hace que los individuos deleguen en diversas instituciones el cuidado de la nada-cultural: desde los gimnasios, en los que a menudo el cuerpo se termina de romper (cuerpo que no necesita gimnasios sino que muchas veces le sería más útil una técnica-aprendizaje en cuanto a las posturas corporales, etc, de lo cual parece que se tiene más consciencia en "oriente" ), hasta l
as diversas sectas que nos rodean: la televisión, diversas partes de "la ciencia" o la política, etc, etc. Un monstruo increíble el nuestro, el que nos conforma como individuos-basurero, etc.Cierta parte del impulso liberal o neo-liberal supuestamente "egoísta", el "pro-individualista", quizá heredado de partes básicas de "lo marxista", no deja de "tener razón" si lo aliamos con una crítica feroz de nuestras instituciones en los sentidos señalados. Es lógico que ante tanta estupidez se perciba, mucha gente, y gente de todo tipo, que se sientan --con a veces admirada sorpresa e incomprensión, me refiero a las almas bellas de la progresía más o menos radical-- cierto potencial liberador en aquellos no-principios de este "capitalismo", capitalismo que es capaz de permitir que aquel "mago moderno mnemotécnico" del que hablamos pueda, finalmente, tras haber sido asesinados sus predecesores, entre ellos Bruno, hacer sus dineritos, tantos como los puedan hacer los sucesores --pacatos y olvidadizos-- del alquimista que fue Newton (Newton no publicaba sobre lo que hacía en alquimia puesto que en su ambiente puritano le hubiera costado quizás la propia vida; pero todos esos "gigantes" de nuestra tradición científica eran, por supuesto, también, "medio-magos", hijos de su tiempo; y recordemos que no es separable, y que en el dar cuenta de esa no-separabilidad esté quizás en juego tanto la comprensión como la evolución de este planeta del que nos hemos apoderado de forma aún muy oscurantista (el peor oscurantismo es el nuestro, de nuestra civilización, que ahora se posiciona como cierto "ser propiamente la luz", abierta y pura, "democrática", etc.)).
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* Editado por Siruela. Existen más libros de Culianu traducidos al español.
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